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La madreña emprendedora

04/02/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Mi amigo, y compañero, Fonsín el de Redipollos se resiste como gato panzarriba a hacer lo que le pide el cuerpo por aquello de no ser nada partidario de las nuevas terminologías.

Resulta que él sólo aspira a poner una fábrica de madreñas en su pueblo, y hasta ya tiene cubierto uno de los puestos más importantes, que es el de probador, que se lo hace Bernardo, un ilustre de los aluches y un tío tan listo que siendo el mejor luchador de la ribera va y se casa en la montaña y hay pocos que sepan partir el chorizo como lo hace él. «Déjate de rajas que así estamos toda la tarde para comer una corra», argumenta, y con esas manos que dios le dio parte un trozo que esgaña al mismísimo Mick Jagger si se le ocurre meterlo entero para el gañote. No creas que es tema menor encontrar un probador de madreñas, que si fuera una fábrica de colchones sería otra cosa, pero madreñas... Cuando hizo las pruebas —que en la web del Proder y el Leader pusieron casting— llegó uno y dijo que si nadie «le sacaba el brillo a las botas preesky, que ustedes llaman almadreñas, antes de salir a la pasarela». Le dio una gocha Bernardo que anduvo dos horas don Solutor con el esparadrapo y la mercromina.

Vuelvo al suco que me esnorté. Que el bueno de Fonsín no se decide porque cuando va al asunto de las subvenciones «no hay más cojones» que hacer los papeles poniendo la cruz en la casilla de «emprendedores»; y a él le llevan los demonios, ahora que ya había hecho las tarjetas que ponían «madreñero». Hasta aprovechó un rato que se despistó ‘la sombra local’ de Mariano el pedáneo de España para contarle el proyecto y el presidente se mostró muy interesado. Le dijo, «amigo Alfonso, me emociono cuando imagino un gran campo sembrado de madreñas».

Eso pase. Pero emprendedor...
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