La luz al final del túnel

Parecía muy lejano, prácticamente inalcanzable. El túnel no tenía salida, pero poco a poco comienza a imaginarse el final. ¿Las elecciones madrileñas? También, pero yo me refería a una cosa un poco menos importante, lo del ‘bicho’.

Entiendo que haya que seguir metiendo un poco de miedo, que el final del estado de alarma no es el final del virus, pero en España estamos mucho más cerca de poder quitarnos por fin la mascarilla por la calle que de que los hospitales vuelvan a llenarse tal y como está ocurriendo en la India.

Y que estemos así es gracias al envidiable ritmo de vacunación que llevamos en España aunque en algunos sitios se lea lo contrario. Unas cifras que se explican gracias al sistema de sanidad pública con el que contamos y que es incomprensible que alguien, quien sea, quiera desmantelar. Sin toda esa estructura y profesionales que están poniendo por delante en muchas ocasiones su labor en estos tiempos en los que son tan necesarios a su retribución, el ritmo de vacunación actual sería impensable. Eso sí, algunos no lovaloran, preguntando ya a ver si se le va a guardar el turno si le pilla de vacaciones. País.

Por suerte, el buen tiempo y la huida de los interiores apuntan a que podamos ir recuperando poco a poco la normalidad, lo que pasa por que el domingo no tengamos que contar para sentarnos en una terrazo o dejemos de mirar el reloj para volver a casa, algo que parece haber generado en la gente la misma ilusión que cuando sus padres les dejaron salir por primera vez por la noche. Y es que sin más normas que las que se ponga cada uno, a partir de la próxima semana sí que va a ser la responsabilidad individual la que marque hacia donde vamos... así que mejor confiemos en que la vacunación siga a buen ritmo.