Imagen Juan María García Campal

La Luna, la patria y yo

19/06/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Más de cincuenta años después de que los astronautas Neil Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr. y Michael Collins fueran lanzados al espacio en el Apolo 11 con la misión de pisar por vez primera la Luna (lograda el 20/7/1969), hora es de confesar –a saber qué depara el porvenir– que entonces comenzó para mí la virtualidad. Mejor, la realidad virtual en todos los aspectos de la vida; ampliando así los que eran, son y serán aún virtualidades propias de la pubertad por los siglos del humano tiempo.

De aquella aprendí, si no a conducir como Michael Collins el Columbia, sí mi vida hacia utopías y cavilaciones, hacia un personal estar en la Luna. Cómo si no iba a resistir la realidad de los vividos presentes hasta hoy. Presentes lamentables, sí, mucho más allá del espectáculo político al que uno asiste día sí y día también dado por los personajes elegidos para el vario mando territorial y otros de oscuro poder.

Cómo oír patria, patriota, sin arcada cuando según el último informe de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Informe Cáritas) demuestra que «el número de personas en exclusión social en España es de 8,5 millones, el 18,4% de la población, 1,2 de millones más que en 2007 (antes de la crisis)»; cómo, cuando dice que dentro de estos «existe un grupo especialmente vulnerable que acumulan tantos problemas cotidianos que les impide tener un proyecto vital mínimamente estructurado»: son 4,1 millones de personas en situación de exclusión social severa; cómo, cuando determina que «el 33% de las familias numerosas y el 28% de las familias monoparentales se encuentran en exclusión social», que «el 21% de todos los hogares con menores se encuentran en exclusión social»; cómo, cuando revela que «el 8,8% de la población ha dejado de comprar medicinas, seguir tratamientos o dietas por problemas económicos»; cómo, cuando...

Cómo decir patria, cómo patriota y soportar el anuncio que recordando que «este verano –de 2109 y en esta España– más de 500.000 niños y niñas no tendrán ni una comida completa al día» pide que los ciudadanos financiemos becas comedor de verano.

Cómo no escupir a quienes hablan de bajada impuestos, cómo no vomitar a los corruptos que robaron a espuertas lo que de todos y para todos era.

Cómo, ¡Ay, Saramago!, ante esta realidad no voy a ser y sentirme cordial y neuronal comunista. No tendría corazón entonces, ni neuronas tendría. No podría ni mirar a la Luna con un mínimo de vergüenza, dignidad y esperanza.

Buena semana hagamos y tengamos.
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