La lluvia obliga a suspender el desfile de pendones de San Froilán, pero respeta el concurso de carros engalanados

Desafortunadamente, las previsiones se cumplieron y la lluvia ha deslucido los actos de la festividad de San Froilán y ha obligado a la suspensión del desfile de los más de 200 pendones y pendonetas que ya estaban preparados para uno de los días más tradicionales del año en la capital leonesa.

Y aunque no ha parado de llover en toda la mañana, el chasco no ha sido completo, porque los carros engalanados sí han podido desfilar por las calles entre la música de los panderos y las dulzainas que les marcan el ritmo.

Porque por muy cubiertos que estén los cielos no dejan de brillar las galas de joyas de la tradición que transporta a tiempo lejanos, aunque no tanto, gracias también al tesón y a la labor de los miembros de la Asociación de Carros Engalanados que, como cada año, ponen todo empeño en prepararlos para la ocasión.

Y si buenos son los carros, buenos son los guardianes y mejores los tiros, ya sean curiosos como ponis o lustrosos como bueyes. Porque no vale cualquier animal para tirar del cortejo más leonés que cruza el barrio Húmedo. Tienen que estar bien alimentados, mejor entrenados y mimados, muy mimados.

Además, hay que destacar que entre tanta tradición no deja de llamar la atención la importante cantera con la que cuenta San Froilán y que garantiza el futuro de la celebración, aunque a veces haya algún mal entendido entre las partes implicadas.

Al final, todos tiran del carro y con todo arreglado, con todas las medidas de seguridad en orden, ha partido la comitiva hacia la plaza del grano, donde entre buen vino, chorizos y morcillas, visitantes y leoneses han podido disfrutar del parque móvil con más historia y más historias de todo León.