La lluvia de sangre seduce a Francia

El profesor e investigador leonés Javier Fernández Lozano se ha llevado una curiosa e inesperada sorpresa, una investigación sobre un curioso fenómeno de "lluvia roja" causa furor en Francia... pero cinco años después

Fulgencio Fernández
05/04/2020
 Actualizado a 05/04/2020
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"¡Qué bueno! las vueltas que ha dado el artículo de las aguas rojas de Zamora!", fue lo primero que se le ocurrió comentar al activo profesor e investigador leonés Javier Fernández Lozano cuando le llega la noticia de que uno de los artículos más leídos ahora en Francia es uno suyo titulado «Le mystère de la pluie de sang qui a touché l’Espagne enfin élucidé», algo así como «El misterio de la lluvia de sangre que intrigó a España finalmente se resolvió». Y quien lo resolvió fue el citado profesor Fernández Lozano.

Cierto que aquella «lluvia roja», «lluvia de sangre» y otros titulares parecidos tuvo antes recorrido en España, lo llamativo del  caso es que fue en el año 2015, de ahí que el investigador ahora de la Universidad de León comente: «Ahora en los medios de Francia. Las microalgas de Ayoó de Vidriales siguen viajando por Europa. El artículo publicado en 2015 en la Revista de la Real Sociedad Española de Historia Natural entre los más leídos».

Recuerda este profesor, autor de numerosas investigaciones y artículos referidos sobre todo a la comarca de la Cabrera y el valle del Eria —él es geólogo—, que ciertamente aquella investigación tuvo mucha repercusión por lo llamativo del fenómeno de la «lluvia roja» o parecido, cuando en diversos puntos de la comarca de Vidriales apareció el agua teñida de roja. Por suerte Joaquín Pérez, un vecino de Ayoó de Vidriales, el pueblo colindante, decidió recoger distintas muestras de agua de lluvia a lo largo de todo el otoño y el invierno comprobando que en los recipientes usados aparecían teñidos de rojo debido a lo que parecía ser unas pequeñas partículas. Lozano y otros investigadores de la Universidad de Salamanca, en la que trabajaba entonces, explicaron que «tras observar las muestras bajo el microscopio, pudimos aclarar que se trata de una microalga de la especie Haematococus pluvialis, que bajo condiciones de estrés sintetiza la astaxantina, un pigmento carotenoide rojo. Si la única célula que compone el alga detecta que las condiciones ambientales no son favorables, segrega esta astaxantina y procede a enquistarse».

Recuerda Fernández Lozano que lo llamativo de la investigación es los aspectos tanto sociales como científicas. «En el pueblo llegaron a pensar que alguien las contaminaba para que no se bañaran los niños, pues no le gustaba»; también a la BBC le llamó la atención y grabó un documental, y en la parte científica, la casa Yamaha, de motos, aprovecha las características de esta alga para sus procesos  de puesta a punto».
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