La leyenda hecha estatua

Venancio Blanco, fallecido en febrero de este año, recreó en la plaza de La Encina de Ponferrada en 2003 un hito histórico de la ciudad, cuando un hermano de la Orden descubrió a la Virgen en el tronco de un árbol

Diana Martínez
04/09/2018
 Actualizado a 17/09/2019
El monje templario, con una mano en el pecho y la otra en gesto de admiración hacia su descubrimiento en el tronco de una encina. ::  D.M.
El monje templario, con una mano en el pecho y la otra en gesto de admiración hacia su descubrimiento en el tronco de una encina. :: D.M.
El ‘Vecino de bronce’ que cierra esta sección estival, estuvo de actualidad hace pocos meses. Se trata del monje templario de la plaza de La Encina de Ponferrada, y fue noticia por el fallecimiento de su autor, el escultor salmantino Venancio Blanco, que en febrero de este año, moría en Madrid a los 94 años de edad.

Premio Nacional de Escultura en 1959 yPrimera Medalla de Escultura de la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1962. Gran Premio de Escultura de la V Bienal de Arte de Alejandría, Medalla de Oro de la IV Bienal de Arte Sacro de Salzburgo y Medalla de Oro de la XI Exposición Las Artes en Europa de Bruselas, entre otros muchos reconocimientos. Su historial creativoy su ingente producción artística, incluyó Ponferrada.En junio del año 2003, la plaza más emblemática de la capital del Bierzo, la Encina, epicentro turístico y cultural de la capital berciana, se instaló elMonje Templario, una escultura figurativa con el que Venancio Blanco recreó un hito histórico de la ciudad, cuando un hermano de la Orden del Temple descubrió en el hueco de una encina una imagen de la Virgen durante las obras de construcción de la fortaleza ahora llamada ‘De los Templarios’, el castillo de Ponferrada.

En una encina había sido escondida una talla cristiana de la Virgen, para ser protegida de las incursiones sarracenas. Esta leyenda dio origen a la que devendría después en patrona del Bierzo, la basílica y la propia plaza de La Encina.

La escultura de muestra a un monje con capa y capucha con un gesto de ofrenda, clamor o admiración hacia su descubrimiento. A su lado, un árbol, que si bien deshojado, trata de representa a la encina que acogía la talla.
La escultura está rodeada por los chorros de una fuente vertical que aporta movimiento alrededor del estático monje. Por las noches, una iluminación desde el suelo de la potencia al rostro y al gesto de un brazo estirado hacia adelante y hacia arriba y otro sobre el pecho.

La obra se inauguró el 19 de junio de 2003 y suponía la puesta de largo de una plaza remodelada. Venancio Blanco declarabaentonces que le encargo del Ayuntamiento de Ponferrada «era tan bonito», que el entusiasmo de ponerse a trabajar en él fue el motivo «de que la escultura se haya hecho sola. Yo no he hecho nada más que ser un espectador de lo que iba naciendo en torno a esa idea» contabael artista, que dejó con este monje parte de su gran legado también en Ponferrada.
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