La ley del tobogán

18/05/2021
 Actualizado a 18/05/2021
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No quisiera asaltar con demonios lo que por definición es un juego infantil, sin ninguna segunda lectura errada. Pero es que alguien ha rebautizado como tobogán a ese sube y baja de normas en pandemia al que los hosteleros ponferradinos están atados mientras intentan zafarse de las cuerdas sin conseguir más que dejarse las muñecas doloridas de tanto tirón de esparto. Que si abro, que si cierro, que si compro, que si vendo, que si llego que si no. Cuesta subir la escalera, casi supone un ejercicio de escalada intenso, cada vez más desplomado, para, al llegar arriba y sin tiempo para estrujar el sudor de la frente, resbalar hacia el mismo punto de partida. Así, una vez, dos…y dicen que no hay dos sin…Entre la bajada y la subida, cuesta ver una cifra que marca la vertiente a seguir, 150 pone. Es la incidencia. No, la incendiaria no, la incidencia acumulada a 14 días de casos de contagios de Covid en la ciudad. Cien y mitad ni más ni menos, aquí no hay regateo posible. Si los números dan un contagio más, habemus caída. La misma que si marca 300 más. La norma del tobogán está escrita, y a su lado la obligatoriedadde que si buscas cambiar a columpio tienes que pasear con prismáticos sobre los detalles del camino. No permitirás encender un cigarro en tu terraza en vano. No dejarás que la mascarilla sea collar ni diadema con tu café como excusa. Rechazarás a cualquiera que piense que hablar de pandemia, es explicar la receta de un tipo de pan insípido que nunca ha incluido en su dieta. No pasarás por lo del cliente tiene razón cuando no la tenga ni pondrás en peligro al resto por sumar una consumición más. Y sobre todo, no te quejarás cuando el 150 suba tras declarar tu incredulidad a las normas del tobogán. No es religión a la que renegar, es soga al cuello, espada y pared. Y solo queda entenderlo o mirar como el covid, en la bajada, aprovecha para ir subiendo desde el suelo y amarrarnos los pies.
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