La investigación en la ULE: un centenar de grupos "dinámicos y con solvencia"

La Comisión de Investigación aprobó en marzo la vigencia de 96 equipos que cuentan con 666 miembros y que trabajan en proyectos relacionados con cinco ramas de conocimiento

Rosa Álvarez
02/11/2018
 Actualizado a 15/09/2019
Lo más habitual es que estos grupos de investigación estén consolidados. | L.N.C.
Lo más habitual es que estos grupos de investigación estén consolidados. | L.N.C.
Son «dinámicos» porque es habitual que entre sus miembros se produzcan altas y bajas o cambios de categoría, pero su número en líneas generales y su trabajo se mantienen desde hace años, demostrando su «solvencia». Así lo considera la vicerrectora de Investigación de la Universidad de León (ULE), Ana Isabel Álvarez de Felipe, quien se muestra satisfecha de que en el centro se hayan formado grupos de investigación «que no son tan maduros, pero que van creciendo y que están llevando a cabo una labor impresionantemente buena». Este 2018 son casi un centenar los equipos vigentes –96 fueron los aprobados por la Comisión de Investigación del 23 de marzo–, que integran a 666 miembros que trabajan en proyectos relacionados con cinco ramas de conocimiento: Arte y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas e Ingeniería y Arquitectura. Unos campos que no atraen por igual a equipos e investigadores, siendo el más popular el de Ciencias Sociales y Jurídicas y el de Ciencias de la Salud (con 26 y 23 grupos y 185 y 148 miembros respectivamente). En el otro extremo está el área de Arte y Humanidades, con 12 grupos y 78 investigadores.

Entre ellos, lo más habitual es que se trate de grupos consolidados (lo son84 de 96), un reconocimiento para el que deben cumplir dos requisitos adicionales: que el investigador principal sea funcionario o contratado doctor (con contrato vigente) y que la suma del número de sexenios de investigación de los miembros del grupo sea al menos de nueve para las ramas de Arte y Humanidades, Ciencias y Ciencias de la Salud, una cifra que baja a cinco en el caso de las Ciencias Sociales y Jurídicas, y a cuatro en el de la Ingeniería y Arquitectura. Álvarez de Felipe subraya que lo normal es que «todos quieran ser grupos consolidados», en los que se promueve que se hagan incorporaciones de personal de otras áreas con el fin de que los equipos sean interdisciplinares. «Nos está costando muchísimo, pero se valora muy positivamente», al igual –advierte la vicedecana– que se defiende como lo más «deseable» que los grupos sean grandes, aunque esto no sea tampoco «lo más común».

Uno de los grupos de investigación vigentes cuenta con 22 miembros. Sin embargo, para buscar a los siguientes más numerosos hay que ir a dos con 16 y tres de 13, y de ahí para abajo. La tendencia, lo más común, es que los equipos sean pequeños, de cuatro miembros (hay una veintena) o de pocos más. Algo que lamenta la vicerrectora porque «la masa crítica en investigación es fundamental», si bien reconoce que aunque los grupos grandes son buenos en general, no siempre todos los miembros del equipo trabajan al mismo nivel, lo que puede suponer en ocasiones un problema.

Ayudas específicas

Álvarez de Felipe destaca también que los grupos de investigación reconocidos deben ser aprobados cada año precisamente por el dinamismo de su estructura. A ellos está destinada una línea de ayudas concreta de la ULE, en la que se recogen subvenciones «basadas en la productividad científica realizada en un año (publicaciones, proyectos y tesis) y que los miembros del grupo de investigación generalmente ponen a disposición del equipo».

Dentro de este programa se ofrecen ayudas generales a la investigación, ayudas a estancias, cursos y congresos, residencias de verano en grupos de investigación o subvenciones para el fomento de la publicación en acceso abierto a profesores de nueva incorporación. También se apoya la realización de estudios de doctorado, se promociona la solicitud de proyectos internacionales de investigación, particularmente de la Unión Europea, y se promueve la intensificación de la actividad investigadora mediante la contratación y retribuciones al personal.


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