17/10/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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En un momento de máxima incertidumbre por la marea independentista que existe en Cataluña, el Partido Socialista no sabe definir su rumbo.

El gurú Sánchez se dedica a repartir estopa con la plurinacionalidad, las conversaciones a hurtadillas, de tapadillo y en la tele, con diversas fuerzas partidarias de la ruptura de España en cien mil pedazos sin ofrecer un proyecto ilusionante para su propio partido y con un único objetivo que es descabalgar al contrincante sin que se dé cuenta que cada vez lo hace más fuerte con su insistente «no es no» y «ahora, señor presidente, presente la dimisión».

También contemplamos cómo los que ejercen el poder actualmente cifran todas sus resoluciones en el cumplimiento y observancia de la Ley por parte de la Justicia, la actuación de las fuerzas policiales de investigación en materia económica y en cambio no practican nada de lo que debe hacer un poder ejecutivo ante la marea de desobediencia y maltrato hacia los símbolos nacionales, el himno y lo que representan los cargos institucionales, además de no proteger a la mayoría.

Las fotos de perfil son las más solicitadas y el escaqueo es la acción más relevante ante actuaciones merecedoras de actitudes resolutivas, no vaya a ser que las urnas no den el resultado apetecido.

Mientras tanto se negocia y dialoga sobre las diversas sensibilidades que suscitan ciertos pueblos que se arrogan la característica de ‘naciones’ ,‘nacionalidades’, ‘estados plurinacionales’, ‘estados confederados’, ‘estado federal’, y un batiburrillo de conceptos que sólo llevan al precipicio al que España, por cierto, está acostumbrada, como consecuencia de la actitud descerebrada de su clase política y del desconocimiento de su historia, además de la complacencia en aceptar términos inadecuados para «no molestar» a los que siempre han amenazado con la ruptura.

España se ha vertebrado sobre la base histórica de Asturias, León y Castilla, y esas deben ser las «comunidades históricas» reales que, por cierto, no reivindican nada en absoluto y sí quieren siempre lo mejor para España.

Admitido el hecho diferencial de las regiones o comunidades, también hay que considerar las particularidades, pero de forma racional y cooperativa.

Muchas veces se airea el idioma como forma diferencial sin pensar que todas nuestras manifestaciones lingüísticas provienen del latín, con la excepción del vascuence, y que, a pesar de todo, hubo un tiempo en que los vizcaínos se sentían más castellanos que los propios de Castilla.

El Ejecutivo no debe estar pensando en nadar y guardar la ropa, es hora de coger el toro por los cuernos, de manifestar las opiniones propias, de hacer cumplir las normas y leyes estatales, de que prevalezca el Estado por encima de las Taifas y de poner a todos en su sitio democráticamente y con sentido de la realidad .

España no se merece esta suerte de ‘minorías’ que asolan el país y que parecen desear que la opinión desnortada se imponga sin ningún otro tipo de argumentación por encima de las leyes y del sentido común.

Claro que para eso hay que predicar con el ejemplo con el fin de que los Gobiernos pongan la nota de sensatez y de raciocinio que hasta la fecha no han hecho.

Existen colectivos que ejercen la coacción, el atosigamiento, la denuncia y la maledicencia a través de las famosas redes sociales, ejerciendo la exclusión que ellos han combatido, sólo con el objeto de lograr la dictadura que les lleve a poseer el acceso a la caja de los dineros.

Denuncian toda serie de malversaciones y corrupciones y cuando les toca la marea de la inmundicia acuden a múltiples argumentaciones para saltarse los procedimientos de control.

Esto es más viejo que los cuentos de Calleja porque practican el movimiento pendular, «quítate tú para ponerme yo», «hagamos reglamentos para que todo siga igual» y… mientras tanto a ver si introducimos la dictadura de los que nunca han mandado para llenarse los bolsillos y ejecutar así el método«bolchevique» o el «chavista» al que parecen muy aficionados.

Naturalmente que todo esto no sucedería si los «malvados financieros» que están con todos y sobre todo con aquellos que pueden tener la manija del poder, no les prestaran atención por medio de sus televisiones y cortaran los grifos de las condonaciones de deuda.

Los ciclos históricos se repiten y se ve que estamos en uno de ellos, principalmente porque ya se han encargado un grupo numeroso de gurús de borrar la memoria histórica auténtica para que generaciones de jóvenes beban en las fuentes del nacionalismo y del populismo, que son dos fuentes que envenenan el futuro de los pueblos.

Sólo nos faltaba el ingrediente fascistoide para tener el completo, aunque mucho nos tememos que algo subyace en el fondo de la cuestión, porque no se entiende que existan personajes y entidades privadas que presten atención a semejante ideólogos del desatino.
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