19/06/2020
 Actualizado a 19/06/2020
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Mientras que el mundo parece que vuelve a ponerse en movimiento poco a poco y la situación se va reconduciendo en esa nueva «anormalidad», debemos ver con preocupación cómo en Pekín el covid19 está volviendo a hacer de las suyas con nuevos rebrotes y si nos guiamos por la experiencia reciente y cómo han sido los tiempos en la evolución de la pandemia, cuenten que, dentro de 3 meses, en España podemos tener episodios similares de rebrotes. Sigamos siendo prudentes.

El Gobierno, por su parte, quiere dar un paso más en el blanqueamiento de su nefasta gestión del virus, de manera que ya ha puesto fecha al homenaje a las víctimas del coronavirus. Concretamente el 16 de julio será otro día para la infamia en el que, en lugar del pretendido homenaje a las víctimas, a lo que asistiremos es al insulto de los miles de muertos no reconocidos y a sus familiares. El pasado miércoles, el presidente del Gobierno citó en sede parlamentaria la cifra de fallecidos que él y sus supuestamente expertos asesores, consideran. Concretamente 27.136 fallecidos a consecuencia del coronavirus.

A esa cifra, muchos registros y datos indican que habría que sumarles al menos 20.000 personas más. 20.000 personas que dejan otras tantas familias destrozadas por el dolor de la pérdida de un familiar y sin el consuelo de ni siquiera ser reconocidos dentro de un homenaje por un interés mezquino de intentar dulcificar la tragedia para intentar salvar la cara y que el desgaste político sea menor.

Aquí no habrá homenaje ni reconocimiento hasta que la cifra real de muertos por el covid19 se ajuste lo más posible a la realidad.

Un gobernante debe ser escrupulosamente sensible al fallecimiento de uno solo de sus ciudadanos porque además de esa pérdida, si no se respeta a esa víctima, también se estará insultando a sus familias. Cualquier persona es un bien incalculable y no puede darse por «amortizado» simplemente porque tenga más de 70 años. Somos nosotros, son nuestros padres y nuestros abuelos.

Esto de ignorar a los muertos no es una estrategia de ahora. Josef Stalin, genocida y referente para la sección comunista del gobierno actual, dijo que una muerte era una tragedia, pero un millón de muertos era una estadística. No han inventado nada y siendo tan evidente el embuste, si nosotros somos cómplices de esta omisión de reconocimiento o somos tontos o somos malos o lo que es peor, ambas cosas.

La verdad saldrá. Y saldrá porque la mentira tiene las piernas muy cortas y cuando termine el año solo habrá que ver la diferencia de los fallecidos este año con la media de años pasados para tener una idea muy ajustada de los muertos por coronavirus.

No todo vale en política y no se puede andar por la vida con la cabeza alta cuando se maltrata a un niño, a un discapacitado o la memoria de un muerto.
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