24/06/2022
 Actualizado a 24/06/2022
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Hoy es uno de los días que más me gustan del año. Como saben, el día 24 de junio celebramos San Juan y además de ser en parte santo mío (se admiten felicitaciones) y festivo en multitud de pueblos y ciudades de España, incluyendo León, parece como si se tratase de un nuevo comienzo de año, un renacer tras las sombras para dar la bienvenida a la luz, al sol, al calor y al verano.

Mucho que ver con este sentimiento de fiesta y de alegría es la tradición de las hogueras, que se instalan por todo el país la noche del 23 al 24 de junio con distintos rituales y que, con su mezcla de ritos paganos y cristianos, hace de esa noche una de las más mágicas del año junto con la noche de Reyes.

En cada lugar hay matices. En algunos sitios se queman las hogueras en las playas, en otros sitios se saltan las brasas, por el sur se queman muñecos de trapo llamados ‘juanes’ o muebles y objetos viejos, también se suelen escribir deseos en papeles que se arrojan en las hogueras o en otros casos, hay quien tira al fuego algo que tenga que ver con un mal recuerdo. Sin duda, si no estuviese penado y no fuese un atentado medioambiental, habría quien tiraría de cabeza a más de uno o más de una.

Yo anoche, en lugar de escribir en un papelito aquello que quiero olvidar, tuve que pasar a limpio en un cuaderno de anillas, de los de 100 páginas, la relación de malnacidos y malnacidas que he ido apuntando mentalmente desde la noche de San Juan de 2021 para poder quemarlo y purificar mis pensamientos y sus malas intenciones.

Al parecer, la tradición de la noche de San Juan tiene su origen en la celebración pagana del solsticio de verano y la noche más corta del año, día arriba día abajo. De hecho, las referencias cristianas tienen que ver con el nacimiento de San Juan Bautista el día 24 de junio, cuando su padre Zacarías pidió encender una hoguera como celebración, adoptando la tradición.

Como podemos ver, la celebración del solsticio de verano y los rituales de purificación y renacimiento no se concentran en un solo día, sino que tienen lugar a lo largo de varios días antes y después del 21 de junio.

Este año, sin ir más lejos, una buena hoguera purificadora fue la que montaron los andaluces el pasado domingo en sus elecciones autonómicas para elegir el inquilino del Palacio de San Telmo durante los próximos 4 años. Una hoguera en la que cada andaluz y andaluza fueron echando sus deseos y sus problemas en forma de papeletas hasta que la pira que crearon alcanzó la dimensión de mayoría absoluta para el PP y cuyas llamas, lejos de convertirse en brasas durante la noche, han quedado muy vivas.

Esas llamas de la ‘hoguera de San Telmo’ que ahora parecen ir sofocándose, volverán a avivarse conforme la situación económica se vaya deteriorando y se acerquen las próximas elecciones generales, llamas que irán incrementando de tamaño hasta llegar a las mismas puertas de La Moncloa.
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