La historia se repite

30/09/2016
 Actualizado a 15/09/2019
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Las fiestas más típicas de León están a punto de comenzar y parece que los acontecimientos que las inspiran saltan de nuevo a la actualidad. Allá por el año 900, el pueblo de leones consiguió, por aclamación popular, que el rey Alfonso III nombrara obispo a Froilán, un ermitaño gallego asentado en nuestras montañas y, como reza la leyenda, capaz de domesticar a un lobo. A buen seguro, al gobierno de la iglesia de la época este movimiento no le hizo ni pizca de gracia. Parece ser que el líder de los socialistas españoles está al tanto de la historia del obispo leones, ya que ha pretendido que sea el pueblo llano, en este caso afiliados de su partido, los que por aclamación popular le refrendaran vía primarias y libren en su nombre una batalla contra los barones socialistas, tan contentos con el plan de Sánchez como la curia en época de Froilán con el del pueblo llano. Finalmente este plan no salió tan bien como en el León medieval, y al más puro estilo de Juego de Tronos, la cabeza de Sánchez rueda por Ferraz buscando su corona.

Otro acontecimiento histórico y actual en la misma medida, es el fin de la entrega anual al califato cordobés de cien doncellas de los reinos cristianos, costumbre esta que parecen querer recuperar trasnochados líderes con poco seso y mucha trilita. Esta costumbre se abolió tras la Batalla de Clavijo, que los medios de la época rodearon de leyenda hasta la exageración, con Santiago Matamoros a la cabeza y la idea, nada desacertada, de infundir respeto y miedo en las filas enemigas.

También de aquella, como ahora, cualquier cambio de rey implicaría trapicheos en la corte. Seguramente el pueblo, echaría de menos en la negociación de un futuro gobierno, diálogos para cambiar esta o aquella ley en función del apoyo de unos y otros a tal o cual investidura, sea de un político o de un cortesano, y que en vez de eso, solo se planteaba este o aquel asiento para este o aquel culo, por muy poco aseado que estuviera tan noble parte.

Parece que estos días cuando disfrutemos de la morcilla y el chorizo típicos, e incluso aparezca alguno que se atreva a vestir ropas medievales, no estaremos tan lejos de las vivencias de nuestros hermanos siglos atrás, seguramente tan pendientes por el fin de mes como en la actualidad y con un ojo de preocupación puesto en la labor de sus representantes. Disfrutemos pues de nuestras fiestas, conmemoremos hechos pasados resueltos para bien y movamos la economía en nuestra hostelería, que eso, sea el siglo que sea, es lo que da alegría.
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