La herencia de Ludivina, Joaquina...

Los Campaneiros de la Cuesta, ancestral mascarada de invierno de este pueblo de Cabrera, vuelven este sábado a tomar las calles de la localidad junto a otras actividades

Fulgencio Fernández
26/01/2019
 Actualizado a 15/09/2019
Los personajes de Los Campaneiros alrededor del fuego, otro de los elementos imprescindibles en las tradiciones. | IVÁN M. LOBO
Los personajes de Los Campaneiros alrededor del fuego, otro de los elementos imprescindibles en las tradiciones. | IVÁN M. LOBO
Todo comenzó, más bien se retomó, hace unos pocos años cuando algunos vecinos de la pequeña localidad cabreiresa de La Cuesta quisieron escuchar los testimonios de las vecinas de más edad, que hablaban de una vieja tradición, en la que habían participado de niñas: los campaneiros, una ancestral mascarada de invierno que se había perdido con el tiempo. Muchas décadas de silencio precedían a los recuerdos de aquellas mujeres y según Ludivina González, Joaquina Miguélez y Ludivina San Román, «mujeres que todavía vivieron la mascarada, los Campaneiros en La Cuesta se celebraban en Navidad y eran encarnados por los mozos del pueblo que se disfrazaban con la única función de perseguir a los rapaces y pedir el aguinaldo».

Quienes escuchaban y recogían los testimonios eran los miembros de una activa asociación cultural, Trimuella, volcados con la historia y las tradiciones de esta comarca leonesa, rica en ambas. «Los testimonios orales aportaban más datos, como que Los Campaneiros se cubrían los cuerpos con pieles y para la cara y la cabeza se fabricaban caretas con apariencia de animales, ‘con grandes dentarrones’. En ocasiones también se ponían cuernos o varas de madera, que tallaban los chavales, para representar al ganado».

Y así nació la idea de recuperar esta tradición. Y se recuperó. Así nació la idea de documentarla y ponerla en contexto con otras similares. Y se hizo, con especial implicación de Iván Martínez Lobo, vecino del pueblo, miembro de Trimuella, estudioso y ahora mismo uno de los grandes expertos en las mascaradas de invierno, de las que ha hablado y escrito ampliamente y así explica el cambio de fecha, la no celebración en Navidad, como recordaban las más ancianas del lugar. «La iglesia, que no era amiga de estas tradiciones, obligó a cambiar la fecha de la fiesta, que pasó a celebrarse en carnaval bajo el nombre de Trapisacos; en referencia a que muchos de los participantes se tapaban la cara y otros se vestían con las peores vestiduras, sacos en muchos casos».

Fue entonces, con la teatralización de la tradición cuando aparecieron más personajes que se fueron añadiendo a aquellos iniciales: la vieya, el toro, los galanes y la señorita que picaba al toro... De los que se fue sabiendo su presencia y su función pero, recuerda Iván M. Lobo, «no fue hasta el año pasado cuando recuperaron los trajes acorde a la tradición —después de la subvención de Diputación y a la investigación realizada por la asociación Trimuella— e incorporan diferentes máscaras o carochas de los pueblos cercanos para hacer una representación de todas las mazcaradas de la comarca cabreiresa, pues también en ellas había tradiciones hermanas a la de La Cuesta, pues lo cierto es que se trata de una tradición que gozó de gran popularidad en Cabrera bajo cualquiera de sus nombres: remixacos, tamaracos, mantarracos, campanones, farramacos... ». Nombres diversos para tradiciones con el mismo trasfondo histórico y popular.

Los Campaneiros en La Cuesta, además de los mozos que perseguían a los vecinos y asustaban a los niños pero también había otros que se disfrazaban de modo que no se le reconociera a ninguno. Cuando entraban en las casas, solían pedirles que o cantasen o que bailasen para hacer sonar sus campanas y en este apartado también han recuperado algunas de las coplas que se cantaban a recitaban, como «Hoy día Navidad, / por ser la noche mayor / parió la virgen María / y nació cristo redentor. / Choricitos y empanaditas / y otras cosas son de comer / esta señora si no nos da nada / perros y gatos le mean la cama».

El nombre de Campaneiros tiene su razón en las campanas, (cencerros, esquilas y tupios), que estos personajes portaban colgados de sus cinturas para mayor estruendo y agitación de los chiquillos. Como todo esfuerzo tiene su recompensa, tras realizar este peculiar pasacalles, los vecinos del pueblo daban huevos, chorizos, y otros alimentos, incluso dinero, como recuerda la copla, con lo que los mozos celebraban una cena.

Campaneiros a la calle

Y hoy es el día de Los Campaneiros. Los personajes volverán a las calles de La Cuesta (a las 18 horas). Vanesa Díez presentará el libro para niños ‘Antruejo, el misterio de las máscaras de invierno’ que acompañarán con licores y cafés. Después de la presentación, será el momento de la música a cargo del músico Rodrigo Martínez Acompañado por otros músicos, finalizando todos juntos con un seranu. El domingo, hay programada una visita a una mina romana, una charla sobre las mascaradas cabreiresas, una visita al museo del encaje en Villar, previo a que vuelvan a salir los Campaneiros después de misa en la localidad de La Cuesta.
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