26/01/2020
 Actualizado a 26/01/2020
Guardar
El fútbol es un asunto secundario, eso está claro. Pero, a la vez tiene una inmensa capacidad para generar alegría, o tristeza, en muchísimas personas. Y en la semana que termina los leoneses hemos vivido la inusitada proeza de la eliminación del Atlético de Madrid por la Cultural, algo que parecía utópico pero que sucedió.

Nuestro balompié es modesto. Solo la Cultural estuvo una vez en primera, allá por 1955, y todo lo más que podemos aportar desde hace tanto tiempo, y con mérito, son las temporadas que los blancos de León y los blanquiazules del Bierzo han jugado en segunda. Donde milita la Deportiva y donde sería estupendo que lo hiciera también la Cultural.

Por todo eso, y porque hemos perdido setenta mil habitantes en medio siglo, porque deberíamos ser ahora casi 800.000 los leoneses si hubiéramos crecido como el resto de España, y no los escasos 470.000 que arroja la estadística, noticias como la de la victoria culturalista tienen otro significado, no solo deportivo. Se trata de un sentimiento que tiene muchos matices. Uno de ellos, que siempre es hermoso que David venza a Goliat. Por eso se ha celebrado por toda España este triunfo, con excepción, claro, de los seguidores atléticos. Pero el sentir más relevante es de puertas adentro, entre los leoneses. La gesta de la Cultural se ha celebrado en toda la provincia, incluso entre muchos de los aficionados a la Deportiva, el viejo rival. Eso no hubiera sucedido hace más años, pero ahora esta tierra está más sensibilizada de sus problemas y carencias, de un trato institucional no siempre justo. Es como si dijéramos que está más unida. Más consciente de sus dificultades.

Tal vez sean mayoría los leoneses que están convencidos de que saldremos adelante, aun aceptando que no se va a mejorar la demografía ni se va a evitar el despoblamiento en muchas de sus comarcas. Pero estas y otras dificultades son acicate para una infinidad de actividades y proyectos que, pese a sus dimensiones más bien pequeñas, están logrando crear una conciencia de que «sí se puede». La industria farmacéutica, Torneros, Villadangos, El Bayo… son los nombres de muchas de estas esperanzas, ya casi realidades en algunos casos. Fruto del talento y de la iniciativa de nuestros empresarios y de quienes aspiran a serlo. También de los investigadores y de muchos otros profesionales que están construyendo una nueva realidad provincial. Poco a poco. Y entonces aparece la Cultural y nos da a todos un subidón de confianza.
Lo más leído