"La geografía de la guerra es lamentablemente universal"

La Sala Región del Instituto Leonés de Cultura acoge este jueves la presentación de ‘Banksy estuvo aquí’, el último libro publicado por Miguel Paz Cabanas, que estará arropado por Alberto Rodríguez Torices y el editor José Antonio Martínez Reñones

Camino Díez Llamazares
11/01/2023
 Actualizado a 11/01/2023
El autor de Sestao, Miguel Paz Cabanas, acude este jueves a la Sala Región del ILC con su más reciente publicación ‘Banksy estuvo aquí’.
El autor de Sestao, Miguel Paz Cabanas, acude este jueves a la Sala Región del ILC con su más reciente publicación ‘Banksy estuvo aquí’.
La novela corta ‘Banksy estuvo aquí’ es un recopilatorio de episodios desarrollados en un ambiente bélico en el que un grupo de refugiados intenta escapar de la fatalidad de la guerra. La obra fue publicada en diciembre y forma parte de la colección de Ediciones El forastero. Su presentación de este jueves a las 20:00 contará con la presencia del escritor guerniqués Alberto Rodríguez Torices y el director editorial José A. Martínez Reñones.

Aunque es natural de la localidad vizcaína de Sestao, Miguel Paz Cabanas acabó por trasladarse a León a los 25 años. Su relación con la provincia es estrecha; y es que el de Sestao es hijo de una leonesa y ha veraneado en muchas ocasiones en la zona de Babia, donde conoció a la que más tarde se convertiría en su esposa. Fue el futuro laboral de su madre, que se mudó al País Vasco cuando todavía era menor de edad, lo que determinó el lugar de nacimiento de Cabanas. «Le gustaba mucho la medicina y acabó cuidando de niños que sufrían la polio en el Hospital de Gorliz», explica con cariño.

Ensayos, novelas y relatos breves son géneros familiares para el escritor, cuya primera publicación, ‘Cuentos breves para leer tumbado’, se remonta a 2004. El vizcaíno cuenta hoy con más de un centenar de galardones, pero no fue hasta 2015 cuando Cabanas se asomó por primera vez al inmensurable mundo de la poesía con su ‘Oración de la negra fiebre’. De ese género habla con sinceridad, casi con admiración, como si se personificase en alguno de sus paseos y en su manera de entender la vida.Su pulsión poética surgió de la mano de una experiencia en la que el escritor sufrió en primera persona un periodo de enfermedad que le mantuvo hospitalizado durante tres meses. Hasta ese momento, su trayectoria tenía como protagonista la prosa y en esa forma intentó trasladar al papel la catarsis de las emociones de aquella vivencia: «Fui incapaz; necesitaba algo que me permitiera hablar visceralmente desde el corazón». Su travesía por el género no quedo ahí: en 2020, publicaba su segundo poemario ‘Tu nombre se enreda en mis manos’ y desde el año pasado sus columnas de opinión para La Nueva Crónica se presentan de manera original en forma de versos. Una originalidad que queda escondida bajo la gruesa capa de su humildad.Igual que los poetas malditos de los que hablaba Verlaine en su ensayo, la poesía de Cabanas parte de un estado de reclusión y distancia con la sociedad; en su caso, involuntaria. Quizá esta idea dé cuenta de la utilidad de este género a la hora de expresar sentimientos que resultan inefables para todo ser humano. «De alguna manera te atrapa; no sólo esa forma de escribir, sino de interactuar con la realidad», opina acerca de la lírica y añade que no tiene intención de renunciar a la prosa.En una entrevista de 2020 para este periódico, Cabanas ya advertía en su estilo una tendencia a mezclar distintos géneros en una misma publicación, en sintonía con la idea de que esos tejidos de palabras van teniendo fronteras cada vez más difusas. «La experiencia vital, el hecho de ir envejeciendo, hace que utilices todo aquello que te ha aportado la vida y lo que le aporta a un escritor son sus lecturas y los géneros que ha practicado; esta novela, en cierto modo, respira eso», en palabras del autor.A merced de lo señalado, su última publicación es una vorágine literaria que entremezcla una prosa llena de recursos poéticos con pequeñas descripciones fotográficas y algunos fragmentos en forma de verso. En 2021, esta obra provocaba que Cabanas se alzase con el Premio Ramiro Pinilla en la modalidad de novela corta en castellano. La historia no tiene un escenario determinado. «A veces da la sensación de que puede ser un paisaje de Oriente Medio o una guerra que podría ocurrir en Europa, pero eso está abierto y yo se lo quiero dejar a la imaginación del lector», según señala el autor. Todos los países en conflicto, por muy lejos que se encuentren, presentan una personalidad común; una identidad cuyo rasgo más característico reside en la devastación producida por la contienda. «La geografía de la guerra es lamentablemente universal», añade Cabanas.Esa nacionalidad bélica queda perfectamente retratada a medida que se desarrolla la aventura y se acompaña oportunamente de la figura artística que aparece en su título: Banksy, el artista más cotizado en la faz de la Tierra. A pesar de ser considerado uno de los referentes en el mundo del arte urbano, el misterio de su apariencia genera en el espectador de sus obras una sensación de incertidumbre que bien podría alimentar las emociones de la voz protagonista de la novela de Cabanas. Un país en guerra, igual que una obra de Banksy, parte de un estado de enajenación en el que uno nunca sabe si se enfrenta a algo real o no. Las alusiones a Banksy hilvanan las ideas que se van tejiendo en el relato. «Introduce un elemento de ficción dentro de la ficción; los personajes están, dentro de esa realidad espantosa, buscando algo que es irreal, aunque no lo es tanto», comenta el autor.

«Me sonaba que eso a lo que llamamos Banksy había creado algún mural en medio de un territorio hostil y me fascinaba la idea y el hecho de que lo utilizaran para sobrevivir allí», declara Cabanas. Las primeras páginas de ‘Banksy estuvo aquí’ relatan un episodio en el que los protagonistas realizan una visita guiada por la zona y convencen a varios turistas de estar frente a una de las creaciones del misterioso artista. Desde el comienzo, los límites entre la realidad y la ficción quedan diluidos en la narración del sestaoarra.

Varios son los puntos clave de esta novela, cuya voz protagonista no desperdicia un instante para fotografiar su derredor. Las numerosas referencias a su cámara y los breves textos sobre imágenes icónicas del mundo de la fotografía convierten a este arte en uno de los ingredientes en la receta para la elaboración de la novela de Cabanas, que define la técnica como «otro lenguaje, otra representación de la realidad». Al escribir, la mente del autor se iba llenando de imágenes que impregnaban el relato de una mayor intensidad. «En ciertos géneros como el terror o en una película más o menos onírica, las fotografías a las que el director dedica un primer plano suelen tener un efecto perturbador», opina el de Sestao. De nuevo, esa mezcla de géneros, ese «mundo híbrido», parece interesarle sobremanera.

En una parte del relato, Cabanas escribe que «la gente que ama la fotografía posee algo especial: son incapaces de mentir». Esa confesión no dista mucho de la opinión del escritor sobre géneros como la poesía; otra de las especias utilizadas en su último cocinado. Las imágenes de aves capturadas por el personaje protagonista presentan al lector la metáfora poética por antonomasia de la libertad: «En un momento dado, hay un pájaro que está buscando comida y no la encuentra; en ese sentido, está tan desesperado como pueden estar las personas, pero él puede volar».

Imaginando esos retratos, se entiende que «las aves vienen de la esperanza y del abismo, y que nunca desfallecen». El autor relata en su libro que «fotografiar aves es la forma más sublime de registrar la belleza huidiza del mundo». Fotografía, prosa poética y versos constituyen las páginas de esta publicación, en la que el papel femenino es otro fundamental. Se ve en la imagen de la niña que acompaña a uno de los personajes a lo largo de la aventura y en la existencia de las Runas, tan temidas y desconocidas en el contexto de la narración. «Lo femenino es aquello que te permite salir del mundo de horror asociado a los hombres y a lo viril, como un punto de fuga que permite ir hacia la belleza o hacia un mundo más libre, menos caótico y menos espantoso», dice el escritor.

No se puede decir más sin correr el riesgo de destripar los entresijos de la última publicación de Paz Cabanas, amante de la literatura de Cortázar, Borges, Capote y Faulkner y apasionado del ‘Moby Dick’ de Melville. Sólo queda leer sus páginas y acudir este jueves al Instituto Leonés de Cultura para la presentación de este relato. Una novela corta en la que «la búsqueda de la belleza en medio del horror y del espanto es el mensaje».
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