"La gente no entiende que las Médulas son un recurso cultural, no un banco"

Mar Palacio Bango, presidenta del Instituto de Estudios Bercianos

Mar Iglesias
10/12/2018
 Actualizado a 14/09/2019
Mar Palacio es la cara del IEB desde hace casi 16 años, aunque lleva implicada con él 23, ahora incluso más, tras su jubilación. | MAR IGLESIAS
Mar Palacio es la cara del IEB desde hace casi 16 años, aunque lleva implicada con él 23, ahora incluso más, tras su jubilación. | MAR IGLESIAS
Lleva más de veinte años implicada con los trabajos del Instituto de Estudios Bercianos, 15 de ellos encabezando su camino y, aunque asegura que en la comarca se han producido avances, sigue lamentando el desconocimiento de una institución que pide acercamiento social. Han sido años de crecimiento cultural, pero apunta también, de una pérdida social del esfuerzo por conocer y de primar lo económico a lo que no lo es. Ahora que el IEB forma parte de la Confederación Española de Centros de Estudios Locales espera quemás ojos se fijen en su trabajo.

–El IEB cumple el próximo año 60 ¿cómo se ha ido sufragando durante todo estos años compartidos con la cultura berciana?
–Nos mantenemos gracias a que tenemos alrededor de 700 socios y estamos altruistamente y no cobramos sueldo alguno. Gracias a ese apoyo, a los 17.000 euros que nos da el Ayuntamiento de Ponferrada y 5.000 euros más del Instituto Leonés de Cultura. Después tenemos el aula arqueológica, pero ella se mantiene por sí misma con los 2 euros que pagan los visitantes, pero no todos los que van entran. Las cifras que muchas veces se dan de visitantes no creemos que sean reales, porque para nosotros no lo son. Pero de esos visitantes solo un 30% calculamos que se interesan por entrar y conocer los contenidos de lo que van a ver. Con esos visitantes tenemos que pagar a trabajadores y a todo el mantenimiento. El porcentaje es muy poco, porque el resto de la gente solo va a dar un paseo y no van enriquecidos de lo que han visto ni admirados de lo que significó aquello. Para nosotros es ungasto muy importante, incluso en ocasiones hemos tenido que compensar las pérdidas, pero estamos dando puestos de trabajo para gente de la zona. Somos los únicos que estamos dando ese contenido. La gente de Médulas tiene que darse cuenta que muchos turistas solo van a hacerse la foto, porque la actualidad nos lleva a eso, pero hay un tipo de turismo también de calidad cultural que hay que cuidar. Hay gente que quiere enterarse y para esa gente la visita al aula es esencial. Eso es lo que le da contenido a su visita. En el aula hacemos dos tipos de trabajo, ofrecer información general a todo el que pasa y entrada a la exposición. Hay que ser realista con el visitante que tenemos.

–¿Pero es culpa del visitante o de la falta de promoción?
–Creo que estamos en una sociedad bastante superficial, en la que el esfuerzo no es algo que prime y el conocimiento significa esfuerzo. Sacarse una foto con aquel paisaje que en sí mismo es una maravilla es una satisfacción primaria. Estamos en un turismo de sensaciones, el turista busca sensaciones y lo disfruta así.  Querer saber, informarse, preparar la visita supone un esfuerzo y eso no es la mayoría de los visitantes los que lo hacen. España es un país turístico, pero lo que están llenas son las playas, ese es el turismo mayoritario. Las Médulas es turismo cultural y tenemos que encajarlo así.

–Tal vez los de dentro no hayamos sabido vender un producto cultural conjunto y por eso la gente no busca nada porque no se vende de esa manera, con un plan director, desde un aspecto general ¿se han hecho las cosas mal, o cómo lo ve el IEB desde dentro?
–Creo que se podría reconducir a ese visitante, no cambiarlo, porque la realidad está ahí. Pero si en Médulas, todos los que tenemos un papel tuviéramos una coordinación y un diálogo lógico, al visitante se le guiaría y se le asesoraría. El visitante no se da cuenta de todo el lío que tenemos ahí y eso nos congratula, y si lo llegara a saber huiría del paraje. Se podría mejorar mucho, la verdad. Sería fenomenal un plan conjunto se llamara como se llamara, pero lo fundamental sería una buena comunicación entre los agentes que hay allí y no mirarse mal unos a otros. El problema de Médulas es que cada uno tiene sus intereses y piensan que el de al lado le está robando algo y no es así, desde luego nosotros no. Nosotros somos como una buena suegra que da, que tiene los bolsillos abiertos, pero la gente no lo sabe y no se lo cree incluso. Ante eso estamos ante una zona desconfiada y a veces eso es un problema gordo.

–Se dieron pasos en esa dirección de ofrecer un producto conjunto, con todas las manos, como el plan Itermédulas o se habló de establecer una entrada conjunta…pero parece que son pasos en falso ¿era el camino?
–Itermédulas tuvo un boicot total por determinadas personas y eso no lo llegas a entender. Pero si nos pusiéramos a releer lo que se ha dicho por parte de todos, vemos que hay alcaldes que hablaban de poner un servicio de autobuses y una entrada única, como se pretendió. No voy a decir que el plan era maravilloso, porque se estaba experimentando y siempre hay que ir limando problemas e ir aprendiendo de la puesta en marcha, pero hay que darle tiempo.Los problemas no han desaparecido allí, porque está donde está y sus entradas son complejas. Creo que hay que regular en determinados momentos para que los hosteleros puedan atender convenientemente a la gente y se vaya satisfecha porque muchas veces no pueden absorber a tantos visitantes. Llevamos 20 años en Médulas, somos los primeros que estuvimos allí y para mi es una decepción porque parece que no se avanza. Hemos trabajado mucho, intentando dar una buena imagen de Médulas y eso nos lo reconocen los visitantes, que vuelven y esa es la satisfacción y el tener la conciencia muy tranquila. Hemos sumado muchas actividades allí. Sobre todo, me cabe el honor de haber contribuido mucho con la compra de Pedreiras. No dudamos, poniendo dinero personal incluso, en comprar aquella zona poco a poco. La familia Olego nos lo vendió y poco a poco lo pagamos. Después lo vendimos a la Junta por el mismo valor para que ahora sea una nueva visita.

–Se han hecho cosas, pero ¿dónde está la parte negra para no haber conseguido avances?
–Ha crecido, se ha mejorado la visita a Orellán, el mirador de Las Pedrices, se han hecho sendas…se ha trabajado mucho. La parte negra está en que la gente no entiende que las Médulas son un recurso cultural pero no un banco. Si no fuera que eso es Patrimonio de la Humanidad cómo estarían hoy esos pueblos. Hay que tratar exquisitamente al turista, eso es clave y para eso tenemos que estar todos unidos en la misma dirección.

–Y ¿tal vez de Médulas se puede aprender algo de cara a explotar el Ponfeblino?
–Se puede aprender lo que no se debe hacer, la desunión. Hay que estar unidos. Hicimos unas jornadas sobre la MSP y nos llevó mucho trabajo, poniéndonos de acuerdo entre unos y otros. Fueron muy seguidas aquí, pero en Villablino muchísimo más, y eso hace que saquemos conclusiones. Villablino no es una zona de paso, no tienen bodegas ni tanto turismo y tienen mucho interés en que esto funcione porque su patrimonio es lo que les puede dar muchas oportunidades. Había agentes particulares muy interesados, apoyando el proyecto. Quizá aquí ,porque tengamos muchos caminos por los que tirar, a veces no nos ponemos de acuerdo, tal vez ese sea el error.

–¿Cree que el Ponfeblino, con estas mimbres que ya estamos viendo de inicio, los tiempos dilatados, la vía verde, patrimonio que se pierde, llegará a buen puerto finalmente?
–Creo que con el Ponfeblino se debería mirar algo combinado, porque recuperar todo no se puede. Hay parte de la vía que es irrecuperable y la vía verde ahí podría ser complementaria. Una cosa no tiene por qué eliminar lo otro. Es difícil sufragar enteramente el proyecto. Tal vez podamos ir haciendo cosas, como mantener las estaciones. Hay proyectos nuevos en patrimonio minero, gente que está haciendo muchas cosas, pero se le da más importancia a lo negativo. Esas personas están trabajando solas, no están esperando a una gran ayuda. A veces el gran problema que tenemos en el Bierzo es que somos ‘subvencionistas’. Como no se esté dispuesto a trabajar mucho y a arriesgar, de una manera controlada, no se hace nada.

–¿El IEB asume ese riesgo?

–Para nosotros cada año es una incógnita y un riesgo, pero seguimos adelante. No tenemos ganancias. A veces nos ven como algo clasista separado de la realidad y no es así. Entre los 700 socios que tenemos hay de todo tipo. Gente interesada en distintas cosas. Tenemos que atender a todo. Y entrenuestros objetivos está salir del Bierzo con nuestra actividad cultural. Acabamos de entrar en la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, bajo el paraguas del CSIC. Ahí están institutos locales de toda España y tenemos una visibilidad. Nos damos cuenta de que nuestra actividad es muy valorada ahí, porque no todos la tienen, y muchas tienen un amparo económico mucho mayor del que tenemos nosotros, incluso han llegado a pertenecer a una administración.

–¿Ese sería el objetivo del IEB, pasar a pertenecer de una administración?
–No, para nada. Siempre hemos demandado autonomía y libertad a la hora de dirigir el Instituto. Nosotros dependemos de lo que nos den, como el Ayuntamiento de Ponferrada que ahora nos aporta 17.000 euros pero hemos llegado a tener 20.000 euros, después se rebajó a 15.000. Depende un poco del momento económico, pero también hay que valorar lo que se trabaja y creo que es un dinero merecido, porque cuando hacemos actividades son para todo el público, no solo para nuestros socios.

–¿Qué le pide el IEB al Bierzo?
–Que se interese por conocernos, porque hay mucho desconocimiento de quiénes somos y qué hacemos. Es vital e importante que la gente sepa lo que cuesta trabajar actividades y que las secunde.
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