La gala de la buena novia de la Valdoncina

Un traje de novia de la colección del Mitle se exhibe hasta diciembre en el Museo del Traje Popular de Soria como ejemplo de la riqueza de la indumentaria que atesora Valencia de Don Juan

Teresa Giganto
15/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La boda se celebró allá por el tercer cuarto de siglo XIX. Los novios contrajeron matrimonio en Aldea de la Valdoncina y de cómo iban vestidos se puede obtener algún dato más de una historia que reposó durante años en un viejo arca. La novia custodió la ropa que vistió en un día tan especial hasta que el recuerdo quedó tan solo en aquel mueble de madera encerrado. Los repartos de las herencias familiares hicieron que aquel traje de novia acabase en la colección Martín-Pérez, la que pone el fondo de armario al Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (Mitle) de Valencia de Don Juan. De allí las piezas que componen el conjunto partieron rumbo a Morón de Almazán (Soria) para formar parte de una exposición temporal, ‘A la gala de la buena novia’, una muestra retrospectiva de los vestidos de novia desde el siglo XVIII. Esta se encuentra expuesta hasta diciembre en el Museo Provincial del Traje Popular que alberga la localidad y en la que hasta entonces se puede contemplar el traje de aquella novia de la localidad leonesa de Aldea de la Valdoncina.

Los investigadores Restituto Martín y Pedro Manuel Pérez, que están al frente de la colección del Mitle coyantino, explican en un artículo que aparece en el catálogo editado con motivo de la citada exposición cómo era la indumentaria tradicional de la novia en la comarca de Tierras de León en la que se incluye Aldea de la Valdoncina. La camisa de lino, el justillo de terciopelo labrado de seda, el zagalejo de estameña y el rodao o manteo. Sobre este último va el mandil, en este caso de lana negra con decoración bordada. A todo ello hay que añadir la chaquetilla o jubón, en este caso confeccionada en paño de lana negro. La novia se tocaba con pañuelo para la ceremonia, una pieza que dependía de la economía de ella o de la del novio, ya que era un regalo asiduo antes de la boda. No puede faltar en la boda la mantilla, con la que se cubrían las mujeres de aquel entonces en las celebraciones religiosas. Esta en concreto es de paño de lana, de un color avinado oscuro, con forma trapezoidal característica de la citada comarca «y de un gran arcaísmo», explican Martín y Pérez.

Los complementos no faltaban en la indumentaria de las mujeres de Tierras de León, por eso en este caso el traje va a acompañado de una gargantilla de coralinas y rematada con una cruz de plata.

Y después de la boda, la tornaboda, una fiesta que se celebraba el día después de contraer matrimonio y para el que la novia lucía otro ropaje diferentes, según el poder adquisitivo de la familia. Ha sido históricamente la economía la que ha marcado la manera de vestir tanto en el día a día como en las ocasiones especiales. Así se puede comprobar en cualquier visita al Museo de la Indumentaria coyantina donde actualmente cuentan con una colección temporal dedicada a ‘La moda elegante’, la de las clases más adineradas que sin duda contrasta con la de los menos pudientes. Miles de piezas conforman esta colección que habla de la historia de la provincia leonesa y también de la evolución de la moda a nivel general. Valencia de Don Juan lleva a gala atesorarla y ahora lucen orgullosos en Soria una pequeña muestra de esta, poniendo a las novias de antaño de León como ejemplo de la riqueza etnográfica de la provincia.
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