La fuga de puntos empieza en El Toralín

A cuatro partidos todavía del final de la primera vuelta, la Deportiva ya ha perdido los mismos partidos en casa que todo el pasado curso

A. Cardenal
22/11/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Imagen de archivo de aficionados de la Deportiva durante un partido en El Toralín. | C. SÁNCHEZ
Imagen de archivo de aficionados de la Deportiva durante un partido en El Toralín. | C. SÁNCHEZ
Las principales causas del pésimo arranque de temporada que ha metido a la Deportiva en zona de descenso son prácticamente las mismas que le dejaron el pasado curso sin ‘playoff’: graves problemas de cara a portería –lleva 15 goles en 15 jornadas, pero más de la mitad (8) los marcó en solo dos partidos, las goleadas a Majadahonda y Adarve–, resultados nulos a domicilio, donde todavía no se ha ganado en Liga este año que ya agoniza; y un banquillo que no da con la tecla.

A todos estos problemas, que no solo impidieron que el pasado curso no se pudiera luchar por regresar a la división de plata, sino que también provocaron la perdida de categoría en la 2015/2016 tras una segunda vuelta para olvidar, se ha sumado uno nuevo: El Toralín ya no es lo que era.

Tanto en Segunda como en Segunda B, en los últimos años el feudo berciano era temido por los rivales. En su última andadura por la LFP, el estadio blanquiazul se convirtió en la tumba de equipos como Valladolid, Real Zaragoza, Osasuna o Betis; mientras que en su regreso a la división de bronce, y pese a su irregularidad, de los cuatro equipos que terminaron disputando el ‘playoff’ de ascenso solo cayó ante la Cultural, sumando los tres puntos ante Racing de Santander, Celta de Vigo B y Pontevedra.

Tres derrotas sufrió la escuadra berciana en El Toralín en la 2016/2017, las mismas que acumula ya este curso cuando todavía no ha llegado a su ecuador. Fabril, Navalcarnero y Celta B ya han conquistado el feudo de la Deportiva, que con 11 puntos de 24 posibles –tres victorias, dos empates y tres derrotas– ha perdido la fiabilidad como local de la que había presumido en los últimos años.

El futuro no es muy alentador. Antes del parón navideño, a la Ponferradina le restan dos partidos en casa: Cerceda y Fuenlabrada. El primero se ha convertido en un rival directo y los tres puntos pueden ser claves para no terminar el año en puestos de descenso, mientras que el segundo manda con mano de hierro en el Grupo I y no conoce la derrota como visitante, sumando siete victorias y un empate en ocho partidos a domicilio.
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