La fotografía más estática

Nunca una fotografía fue tan clara como la que ayer se podía tomar en el Palacio de Exposiciones de León. Mientras el alcalde presentaba una campaña para llenar el Metro de Madrid con imágenes de la Semana Santa de la capital, los representantes de las cofradías de la ciudad le escuchaban situados justo detrás, asintiendo mientras Silván hacía un recorrido por todo lo que supone la capital: la Pasión, la gastronomía, la modernidad, el influjo económico que implica la llegada de turistas, el atractivo que puede suponer para millones de personas que cada día verán estas imágenes...

Esa imagen era estática, nunca lo fue tanto una fotografía, por más que el alcalde gesticulara y las decenas de personas situadas tras el regidor se movieran ligeramente. Era una composición de 30 personas, incluido Silván, en la que solo había cuatro mujeres.

No es que la Semana Santa tenga un porcentaje tan bajo de féminas, es que son pocas las que pueden representar a sus hermandades y cofradías. Y más allá del eterno debate de si algunas penitenciales deberían dejar a las mujeres formar parte de ellas de pleno derecho, si de verdad se quiere representar León en esta serie de fotografías (todas hechas por hombres, por cierto), habría que abrir un poco más el foco. A veces da la sensación de que los avances que se habían logrado en los últimos años se vuelven a perder porque hay a quien le interesa que el feminismo no avance. Ya no sé si es por miedo a que las carencias de algunos queden al descubierto o porque quieren vivir mejor en la edad media, pero el caso es que esta ola ultraconservadora amenaza con retrasarnos y tener la igualdad otra vez demasiado lejos. Por eso la imagen estática de la que hablo nos debería animar a todos a pensar que solo existe la posibilidad de avanzar hacia la igualdad en todos los órdenes. Lo que no sea eso, es retroceder.