La fantasía delegada y José María Merino

Por José Javier Carrasco

14/04/2021
 Actualizado a 14/04/2021
El escritor José María Merino. | RUBÉN CACHO (ICAL)
El escritor José María Merino. | RUBÉN CACHO (ICAL)
'Cuentos del reino secreto’, libro de relatos del escritor José María Merino, consta de veintiún narraciones con una extensión, en la edición que consulto de la ‘Biblioteca de autores leoneses’ publicada por el Diario de León en el año 2006, de algo de más de diez páginas. El tiempo de lectura de cada relato alcanza, aproximadamente, entre diez y quince minutos: el tiempo aproximado que precisa el participante en un filandón para contar su historia, para sumar al crepitar del fuego las palabras que desgranan un suceso digno de ser rememorado, contado. En dos horas, los oyentes, de ese imaginario filandón, habrían escuchado ocho de los relatos de Merino. En otra noche, otras ocho, y para la última restarían aún cinco historias. Pero en los filandones no es solo una voz la que se deja oír, mientras afuera cae la nieve, sino que son voces distintas, aunque complementarias. Así, la voz de Merino se alargaría durante veintiún noches, tres semanas de un largo invierno. Voz con resonancias poéticas que dan profundidad y vistosidad a unas historias que van de más a menos, incluso parece que podría difuminarse el interés del lector en alguna de ellas, para recuperar su atractivo al final del libro, y acabar con un relato sobrecogedor de un soñador que despierta y borra, al hacerlo, el mundo que creó con su sueño, a los personajes que lo habitaban. Es el autor del libro, José María Merino, el que despierta, el que se despide de nosotros de ese modo y nos devuelve a lo cotidiano, a nuestra anodina realidad en la que apenas cabe espacio para la fantasía, que incapaces de crearla por nosotros mismos, perdida la capacidad de ensoñación de la infancia, la recibimos de labios de otros, los escritores, artífices desde Homero de sueños delegados. Dice la profesora Ana Sofía Pérez Bustamante Mourier, al final de un breve estudio sobre ‘Cuentos del reino secreto’, que «En conclusión, del primer al último cuento de esta colección de José María Merino ha ido mostrando (o descubriendo) cómo es imposible negar el tiempo y volver al mundo de los orígenes, definitivamente perdido». Sin ser tan drástico, yo diría que el autor sí logra recuperar de algún modo un mundo que ha dejado atrás, la geografía leonesa y su gente, mediante el ejercicio de la fantasía, y crear así un tiempo nuevo en el que lo se vivió renace evocándolo, asistiendo a cómo se deshace ante nuestra mirada la desmemoria, igual que la niebla se borra bajo el empuje del sol, al reaparecer de nuevo lo perdido por la distancia abierta, debida a alguna forma obligada de destierro. En palabras de Merino: «En estos cuentos he querido narrar, dentro del territorio de lo fantástico y en un decorado leonés que es del alma, pero también de los ojos, historias de miedo, filandones donde se cuentan cosas imposibles, muertos que sobreviven a su amor, feroces venganzas de lo inanimado. Y siempre, metamorfosis».
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