La falta de precipitaciones seca los embalses que están al 30%

La sequía de los últimos meses reduce de forma drástica la ocupación que registra valores muy por debajo de la media de la década para estas fechas

D.L. Mirantes
05/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Barrios de Luna en una imagen de archivo de un momento en el que también estaba mermada su ocupación. | DANIEL MARTÍN
Barrios de Luna en una imagen de archivo de un momento en el que también estaba mermada su ocupación. | DANIEL MARTÍN
La falta de precipitaciones durante el otoño, que ha seguido a la campaña de riegos de un verano muy caluroso y con muy pocas precipitaciones, ha provocado que la ocupación en los embalses de la provincia esté ligeramente por encima del 30% de su capacidad, muy por debajo de la media de los últimos diez años para este momento del año que se sitúa enel 47,7%. Actualmente, las presas de la provincia tienen embalsados 544 hectómetros cúbicos de agua, frente a los 765 hectómetros cúbicos que estaban almacenados hace un año y a los 857 de la media de la última década para esta semana del año.

De los grandes embalses de la provincia, el de Barrios de Luna, que abastece a los regadíos del Páramo, es el que presenta una menor ocupación. Actualmente, solo cuenta con 78 hectómetro cúbicos de agua embalsada de 308 hectómetros que puede llegar a almacenar. Está al 25,3% de su capacidad, cuando hace un añoestaba al 38% con 117 hectómetros cúbicos y la media de los últimos diez años es del 42% (129 hectómetros cúbicos).

La situación en los embalses del Porma y Riaño, que se complementan para abastecer los regadíos de las riberas del Porma y el Esla, también es negativa. El embalse de Juan Benet está al 30% de su capacidad, un 15% menos que el año pasado y casi un 20% por debajo de la media de los últimos 20 años. En cuanto al de Riaño, la ocupación es del 36,7%, un 13% menos que en 2016 y un 10% menos que hace dos años, cuando en fechas más tempranas que las actuales eran ya preocupantes.

Cabe recordar que desde el 2002 cada tres años se da uno de sequía. No obstante, en 2015 la situación ya preocupaba a los agricultores, que miraban con recelo a las montañas sin nieve. La situación se repite ahora, agravada por el calendario, en pleno enero y con muy poca nieve, incluso en las cotas más altas. La situación es atípica, sobre todo, si se tiene en cuenta que la primavera pasada fue muy abundante en lluvias. Una abundancia que se pierde río abajo, entre otros motivos, porque los excedentes no se pueden conservar por la falta de infraestructuras hídricas eficaces que faciliten ese almacenamiento.
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