La Fundación se remangaba para restaurar la antigua central de la MSP de 1920, deteriorada en los últimos años, tras su cierre al comienzo de los años 70, por numerosos actos vandálicos.
A finales de 2009 comenzaban las obras de rehabilitación, con una inversión inicial de 18 millones, que se convirtieron en 30, aunque se pretendía llegar a los 100 en todo el complejo. La recuperación intentaba dar una segunda vida a la central, pero manteniendo el espíritu de la inicial, de la que se conservaron incluso sus lámparas.
El primer año de vida del Museo fue apoteósico en número de visitantes, reconoce su responsable, Amaya Pérez, con unas 40.000 "pero hay que tener en cuenta que se inauguraba y que las visitas fueron gratuitas", recuerda, para justificar que los años siguientes la cifra bajara hasta alcanzar los 15.000. En este tiempo, según Pérez, han pasado por el Museo más de 120.000 visitantes "que nos hace estar satisfechos con la acogida que hemos tenido", reconoce, aunque su distribución temporal haya obligado a reconducir horarios y establecer visitas previa reserva durante el invierno "el tipo de visitas se ha ido encauzando y en invierno se basa más en la de los centros educativos, mientras que en verano tenemos más visitas turísticas espontáneas", de ahí que en la época estival hayan optado por incrementar horarios.
Pérez reconoce que el Museo ha estado muy vivo en todo momento, incrementando la visita con actividades culturales y talleres didácticos que le han dado un empuje rotundo "siempre estamos pensando en realizar cosas nuevas, en mejorar y en ampliar. Nos funciona fantásticamente bien la programación que tenemos, que reforzamos en verano y en Semana Santa, que vemos que son buenos momentos. Creemos que hemos acertado". Aunque, sí asegura Pérez que lo que más cuesta es atraer al público adolescente.
El Museo suma años y espera a la inauguración del edificio de Compostilla I, que en el mes de diciembre debería haber abierto sus puertas. La dirección de la Fundación guarda silencio sobre la apertura de esa zona, aunque el comité de empresa criticaba hace unos meses que ese macroproyecto, que albergaba incluso un bosque del carbonífero, se quede en nada.
La visita más especial
La central, recuperaba a sus ex trabajadores, que participaron en el proceso de investigación para hacerla renacer. Más de 200 colaboradores se implicaron con ese proyecto, y muchos de sus testimonios quedaron inmortalizados en una videoinstalación de retratos que, según Pérez, es "lo que más llama la atención a los visitantes y a los entendidos en musealización". Pasados cinco años, algunos de aquellos ex trabajadores han querido volver al Museo para dirigir una visita conmemorativa que se inicia en otro de los ejes principales de la Fábrica, el vestuario que conforman la ropa de los trabajadores colgada de los techos. Desde allí, se pasa a ver una de las locomotoras con la que se inició la línea Ponferrada-Villablino, en la que Eli De la Mata, fogonero y maquinista durante media vida, explicó en qué consistía su trabajo. De la Mata entró con 17 años a trabajar en la central y pasó otros 17 como jefe de máquinas, un recuerdo que quiso trasladar a los visitantes.
Las celebraciones incluyeron un concierto de ópera con la soprano ponferradina Nathalie García y el pianista asturiano Pablo García. Y, para los más pequeños, el sábado continúa el cumpleaños de la Fábrica de la Luz con 'Bichos LED', un taller dirigido a público familiar partir de las 12,00 horas.