La estatua de Guzmán El Bueno vista por el Ayuntamiento de León

Tercera entrega del serial sobre el popular monumento

Jose María Fernández Chimeno
18/12/2019
 Actualizado a 18/12/2019
Glorieta de Guzmán (el Bueno) con la verja 'ligera y sencilla' regalo del Ayuntamiento de León. | L.N.C.
Glorieta de Guzmán (el Bueno) con la verja 'ligera y sencilla' regalo del Ayuntamiento de León. | L.N.C.
La grave penuria económica que arrastraba la alcaldía del Sr. Perfecto Sánchez Puelles, quedó confirmada cuando en la Sesión ordinaria del 4 de enero de 1900 se consumó el abandono definitivo de las obras del zócalo y verja; y se informa a los Señores Concejales que: «Vista la liquidación de las obras que se han ejecutado en la glorieta de Guzmán el Bueno, para el zócalo de la verja que habría de circundar dicha glorieta, liquidación que asciende á la cantidad de 2.968,84 pesetas, y está suscrita por el Presidente de la Comisión de Policía, por el contratista y por el Arquitecto, se aprueba por unanimidad y se acuerda que se pague un importe con cargo á su propio capítulo». La consecuencia directa de esta decisión sería la presentación de una instancia por parte del contratista, reclamando daños y perjuicios por haberse ordenado la suspensión de las obras y desistido de su terminación. La Comisión de obras propone se haga una bonificación de 182 pesetas, y los Regidores la aprueban por unanimidad; acordando que se abone a cargo del capítulo de Obras de la glorieta, siempre que el contratista la acepte.

La causa de estas estrecheces económicas tenía su origen en una proposición suscrita por los Sres. Barthe, Sangrador, San Blas y Llamas, pidiendo "en atención á lo avanzado de las obras de San Marcos, que se acuerde el medio conveniente para conocer al detalle, según el Reglamento de Obras militares, los justificantes precisos para poder demostrar en su día los fondos invertidos en tales obras…". A este respecto, en Sesión extraordinaria de 30 de enero del año entrante y por orden de la Presidencia «el Señor Secretario dio lectura de la convocatoria que tiene por objeto aprobar las bases con sujeción á las que habrá de hacerse la subasta para adquirir recursos…». Se desprende de todo esto que la prioridad absoluta para la Capital no era otra que preparar las condiciones aceptables para que el Coronel de 4º Depósito de Caballos Sementales y el Coronel de Ingenieros (director de las obras) efectuaran la recepción definitiva del edificio de San Marcos, y su ampliación a la casa de Peregrinos.

Dicho esto, la generosidad del Consistorio leonés estaba fuera de toda duda, quedando constancia en las actas municipales de la aprobación de una «cuenta de socorros» suministrados a pobres transeúntes o de la cesión del Teatro Principal, tras leerse una instancia del Redactor Jefe del periódico La Región, pidiendo que se le conceda gratis el teatro para el día catorce, con objeto de celebrar el festival en beneficio de los niños pobres, y que contribuya el Ayuntamiento con alguna modesta suma para mayor brillo de la fiesta. El Señor Barthe propone en atención al "estado precario de la Caja municipal, que sean los propios concejales quienes contribuyan con lo que les agradase de sus propios fondos, lo cual significa mayor caridad". Al final se acuerda conceder gratis el Teatro y dar una cantidad de veinticinco pesetas con cargo a imprevistos.

Mientras el Consistorio de León trataba de solventar el desfase económico que enrojecía su balance, sucedió que la Comisión de Fomento de la Diputación se dirigió a esta, el 7 de mayo del vigente, suscribiendo que todos los señores Diputados que la componen tienen el honor y está en su ánimo de que "dicha inauguración se haga con la mayor ostentación o lujo, á lo menos con decoro y como corresponde a la importancia del monumento y de la Diputación que lo ha erigido a sus expensas…", tratándose este asunto en una Comisión, a fin de ver con que cantidad podría contribuir el Ayuntamiento a los gastos de representación; también se invitó a las diferentes Corporaciones, autoridades y particulares, a que concurrieran a dicho acto.

La inquietud porque la inauguración de la estatua de Guzmán (el Bueno) se hiciera con la solemnidad requerida era tan real como premonitorio su desenlace y cabe aventurar, a tenor de los hechos, que la Excma. Diputación provincial estuvo esperando seis largos meses a que el Consistorio colaborara en la medida de sus posibilidades, desde que se incumplió la promesa de instalar el zócalo y la verja (16/11/99); pero al no producirse respuesta alguna por su parte, la Corporación provincial "en votación nominal por 9 votos contra 7, acordó autoriza a la Comisión provincial para que se inaugure […] en tiempo y con las solemnidades que crea convenientes".

Pese a lo avanzado del proceso, la postura de los Sres. Concejales no había variado un ápice, y acercándose el día de la inauguración, nada hacía presagiar que la actitud del Consistorio pudiera dar un giro inesperado. Sin embargo, el primer paso se produjo en el momento en que el arquitecto municipal D. Manuel del Busto renuncia a la plaza por razones desconocidas. En la Sesión ordinaria de 26 de mayo del año en curso, se llegó al número once de la convocatoria "que se refiere a la vacante de Arquitecto, y se acordó, después de tratar de este asunto, que se anuncie la vacante […] y que se publique el anuncio en el Boletín Oficial y en la Gaceta de Madrid, dando un plazo de treinta días para presentar solicitudes…".

Sin el respaldo del facultativo y teniendo en cuenta que la estatua conmemorativa a Guzmán (el Bueno) se iba a inaugurar, con o sin la colaboración del Excmo. Ayuntamiento; este, en Sesión ordinaria de 7 de junio del actual –quizá admitiendo su error-, cambió la decisión tomada por el grupo concejil, en noviembre del pasado año 1899.

Entonces, y ya sin tiempo material, fue «leída una proposición del Señor Comisario de paseos, proponiendo que se acuerde la colocación de una verja, ligera y sencilla, en la glorieta de Guzmán el Bueno, con el exclusivo objeto de evitar los perjuicios que los ganados causen en el jardín». A lo cual, observa el Sr. Guisasola que no hay presupuesto. El señor Julián de León (Comisario de paseos) defiende su proposición por propia conveniencia y que reconoce todo el vecindario. Mientras, el ex alcalde D. Tomás Mallo López, bajo cuya presidencia se aprobó la colocación del zócalo y la verja, les «recuerda lo ocurrido al acordarse suspender la colocación de la verja proyectada». Finalmente se aprueba por unanimidad la proposición "y se autoriza al Comisario de paseos para que asesorándose del Arquitecto elija el modelo á que se ha de sujetar la construcción. Se acuerda también que la Comisión de Hacienda escogite el medio de pagar el importe de la verja". [AML (Serie: Actas del Pleno 1900. Sección: Secretaria. Libro-P1)]

Convencida la Comisión provincial que había llegado el momento de inaugurar la estatua del insigne hijo de esta provincia, Guzmán (el Bueno), tras haber sido conocida la aportación que hacía el Ayuntamiento, y "después de haber sido el parecer de los Señores Diputados creyendo conciliar las aspiraciones de la Diputación con el acto y solemnidad que el mismo requiere". En un principio se pensó inaugurar el monumento durante las fiestas de San Juan, en el que sería un solemne acontecimiento para la Capital, llegándose incluso a preparar un programa repleto de actos sociales (funciones teatrales, concursos literarios, desfile y honores militares); también se contó con el respaldo de los diputados y senadores de la provincia y con la presencia del duque de Medina-Sidonia y el marqués de Santa Marta, descendiente del héroe leonés. Mas, a tenor de los hechos, todo parece indicar que estos fastos se suspendieron por la injustificada demora en las obras de acondicionamiento de la glorieta, así como por el evidente aspecto de provisionalidad que este presentaba, originando, a ojos de los leoneses, gran malestar y recelo; y hasta coplas y murgas alusivas a la simbología y localización de la estatua se produjeron.

Así las cosas, en el Acta provincial del 25 de junio del vigente año se refleja que: "Para la inauguración de la Estatua de Guzmán el Bueno, se acordó señalar el día quince de julio a las siete de la mañana, cuyo señalamiento se pondrá en conocimiento del Ayuntamiento de esta capital á los efectos correspondientes; y se ordena al Arquitecto provincial, coloque lo más brevemente posible á la estatua, un velo o cortina que pueda fácilmente descoserse el día de la inauguración". Para evitar mayores incidentes esta se adelantó a las cinco de la mañana, y en un acto que El Porvenir de León calificó de "burla sangrienta al pueblo de León», se reunieron en el Palacio Provincial el Presidente de la Excma. Diputación D. Modesto Hidalgo Pérez, el Alcalde Presidente del Ayuntamiento Constitucional D. Perfecto Sánchez Puelles, y el Vicepresidente de la Comisión Provincial, D. Epigmenio Bustamante, acompañados por los Secretarios de las Corporaciones". [ver artículo: Estatua de Guzmán el Bueno (y IV)] LNC (26-06-19)

La comitiva se trasladó a la glorieta de Guzmán (el Bueno) -que está situada al final de la calle de Ordoño II-, con ausencias notables, como la del senador Gabriel Fdez. Cadórniga, (autor de la proposición), del escultor Aniceto Marinas y del arquitecto Gabriel Abreu (autores ambos del proyecto). No obstante, allí esperaban a la comitiva el arquitecto provincial Francisco Blanch y Pons (artífice material de la ejecución del monumento conmemorativo) y el recién nombrado arquitecto municipal Manuel de Cárdenas Pastor (que lo será de 1900 a 1914); pero sin que la prensa escrita o la novedosa fotografía dejara constancia de la fallida crónica de la inauguración. En este sentido el periódico republicano El Porvenir de León señala: "El domingo último se perpetró el acto de descubrir la estatua de Guzmán, y se perpetró engañando al pueblo con intención deliberada de que no presenciara un acto tan solemne".

Jose María Fernández Chimeno
es doctor en Historia del Arte (historiador de arquitectura) y escritor.
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