La esperanza para León, por Luis Tudanca

El secretario general del PSOE de Castilla y León repasa las fortalezas de la provincia leonesa plantando cara al futuro tras la pandemia de la COVID-19

Luis Tudanca
31/05/2020
 Actualizado a 31/05/2020
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Son los momentos más difíciles los que nos definen. Cómo reaccionamos ante la adversidad, cómo tratamos a los demás cuando nos necesitan, cómo somos capaces de levantarnos ante un duro golpe. Y es complicado imaginar un período más difícil que este. Por eso debemos estar a la altura.

Nunca antes sufrimos tanto. Hemos visto a los profesionales sanitarios jugarse la vida y la salud por protegernos, a profesionales agotados para garantizar que todo siguiera funcionando, a familias enteras viviendo con incertidumbre y con miedo ante el futuro. Hemos visto cómo no se protegía adecuadamente a nuestros mayores en las residencias, a la generación a la que más debemos en nuestro país.

Y, sin embargo, también hemos visto una ola de solidaridad sin precedentes y la responsabilidad de una mayoría cuyo comportamiento nos está permitiendo salir de esta. Ante el peor momento de nuestra historia hemos demostrado que somos una gran sociedad.

Eso no significa que esto haya pasado. Ni mucho menos. Aún debemos vencer definitivamente al virus así que no podemos rendirnos ni confiarnos. Seguimos necesitando actuar con una enorme responsabilidad y cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Para resolver el reto al que nos enfrentamos, para enfrentarnos a este instante, no podemos cerrar los ojos ante la realidad. Sí, la situación es dramática, pero es que, en León, además, llueve sobre mojado. Los problemas de despoblación, la falta de industria y de empleo, los desequilibrios territoriales, el deterioro de los servicios públicos, ya eran grandes antes de que llegara la pandemia y se lo llevara todo por delante.

Por todo eso, he tenido claro desde el principio que no era momento de dudas ni luchas sino de lealtad y unidad. Trabajar con discreción y sin estridencias, hacer propuestas y no críticas feroces, llamar a la concordia, es vital para que las instituciones estén fuertes y puedan dedicarse a lo verdaderamente importante y urgente.

Se trata de que nuestro sistema sanitario responda con eficacia y que esta crisis, de nuevo, no la paguen los mismos de siempre. Es precisamente en este momento decisivo cuando la política, los sindicatos, las organizaciones empresariales, el conjunto de la sociedad civil, deben demostrar que es útil y a quién se debe. Sin enfrentamientos, sin llamadas al odio, sin incentivar la división. Porque sólo entre todos sacaremos esto adelante.

Tengo claro que muchas cosas deben ser diferentes en el futuro y también para León. Sé de sobra cuál es el sentimiento de frustración que hay en una parte de la sociedad leonesa. Pero nada de melancolías, es el momento de salir adelante, de luchar sin cuartel por nuestro futuro.

Y hay motivos para la esperanza. La voz de León se ha escuchado una vez más clamando por su futuro. Las necesidades de los leoneses y leonesas tienen que ser atendidas. Y el camino que se inició antes de la pandemia debe culminarse. Ese camino es el de la unidad institucional, política y social. Es el de los compromisos claros y las promesas cumplidas. Es el desarrollo de los proyectos pendientes y la llegada de otros nuevos. Se trata que, desde Ponferrada a Sahagún, desde Villablino a Astorga, todo el mundo que quiera vivir en esta tierra pueda hacerlo porque hay oportunidades.

Esta semana ha llegado una buena noticia. El Gobierno de España ha logrado que el Fondo Europeo para la transición justa se incremente de los 7.500 hasta los 40.000 millones de euros. Es un paso importante para que las cuencas mineras reciban una parte de lo mucho que se les debe. La transición ecológica, la lucha contra el cambio climático, no es una opción, es una obligación, pero no pueden pagar sus consecuencias quienes ninguna culpa tienen.

Estos recursos deben aportarse, de forma adicional, a aquellos que lleguen a León de los planes de reconstrucción puestos en marcha para hacer frente a la pandemia por parte del Gobierno de España, al gran trabajo que está realizando la Diputación Provincial de León y a la apuesta de debería hacer también la Junta de Castilla y León por esta tierra, de una vez por todas.

Si a eso le sumamos la importante apuesta por no dejar a nadie atrás, por la protección de los más vulnerables, con la puesta en marcha, por ejemplo, del ingreso mínimo vital, tenemos un compromiso claro porque la crisis sanitaria, económica y social, pase cuanto antes.

Una vez más, se trata de que antepongamos el interés general a cualquier otro. Ninguno de los que ocupamos una responsabilidad pública somos más importantes que aquellos a los que representamos y servimos. Ninguno. Debemos ser responsables y solucionar los problemas que tiene León, no crear algunos nuevos. La apuesta debe ser, de una vez por todas, la reindustrialización, las buenas infraestructuras, los servicios públicos de calidad, los derechos de los trabajadores y la protección social de quien más lo necesita.

León tiene potencial de sobra. Tiene recursos y la capacidad de su gente, que nunca se rinde. Tiene el apoyo de las instituciones y el trabajo constante de todos quienes amamos esta tierra. Por eso, a pesar de las dificultades, las que había, las de hoy y las que vendrán, hay motivos para la esperanza.
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