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La España sin gente

01/04/2019
 Actualizado a 09/09/2019
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En el centro de Madrid es difícil pensar que hay miles de españoles que viven en un lugar con media docena de vecinos, sin bar ni internet ni autobús a la puerta ni cura en la parroquia ni médico ni escuela porque tampoco hay niños. Ese punto central de la piel de toro tan urbano y cosmopolita como alejado de lo rural fue ayer testigo de un grito anodino de lo que llaman la ‘España vacía’. Un término que surgió tras la publicación del libro que puso datos al drama de que los pueblos se queden sin gente.

Las estadísticas dicen que en La Bañeza somos algo más de quinientos habitantes por kilómetro cuadrado, muy lejos del 12,5 establecido como alarma. Pero nada más salir dando un paseo de tres o cuatro kilómetros, en el primer pueblo de La Valduerna, Palacios, ya no llegan a veinte los habitantes por kilómetro cuadrado; y si seguimos por la comarca arriba en Villamontán baja a menos de trece, en Destriana no llegan a nueve y en Castrillo hay dos personas menos por cada kilómetro de terreno.

Y si continuamos hacia el Teleno, Luyego tiene menos de cinco habitantes y Lucillo justo la mitad. Pero si algo llama la atención del mapa del León sin gente es que en La Cabrera hay municipios como Castrillo que prácticamente no sobrepasan el habitante por kilómetro cuadrado, casi como Burón, Boca de Huérgano o Candín. Una sola persona viviendo sin nadie más en un kilómetro a la redonda. Imagínese el escenario y haga sus cálculos teniendo en cuenta que esa persona y el vecino y la mitad de lo que queda del pueblo rondan los noventa años.

Manifestaciones como la de ayer sí están bien para recordar que los que no vivimos en Madrid, Barcelona, La Coruña, Sevilla, Bilbao o Valencia estamos aquí. Y servirá como tema en las campañas electorales que tenemos encima, incluso para los que presumen de ser diputados o senadores por León, Teruel o Soria pero viven cómodamente en un pisito del centro de Madrid. Pero el problema de la España sin gente no se soluciona aireando un día las pancartas en la capital ni con mítines vanos y sí pensando en animarse o animar a sus hijos a quedarse en casa y buscar una oportunidad sin tener que irse a vivir a Madrid o a Berlín.
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