La 'escombrera' de Feve en León

La situación de Feve en la ciudad de León sigue siendo más bien la historia de un despropósito. Se van a cumplir ya nueve años desde que se cortó la circulación de los trenes de vía estrecha en su acceso a la capital con el objetivo de acometer la integración urbanística de la línea a través de una plataforma tranviaria. Se hablaba entonces de que los trenes volverían al centro de la estación de Matallana como muy tarde dos años después. Pero lo cierto es que la realidad ha sido bien diferente. La obra civil de la integración finalizó en mayo del año 2018 después de años de recortes y paralizaciones. Pero sigue sin haber noticias concretas sobre la puesta en servicio de la nueva línea debido a los problemas que ha habido con la adquisición de los trenes-tranvía y con la normativa que debe regular su uso y que –años después– sigue sin estar lista.

Y ello ha derivado en que el paseo paralelo a la línea de vía estrecha en su acceso al centro de la capital presente un aspecto notablemente descuidado a pesar de que se ha colado entre los lugares más utilizados por los leoneses a la hora de salir a caminar después del confinamiento. Ello se debe a que el paseo aún no ha sido recibido oficialmente por Adif, ya que dentro del mismo proyecto de la integración de la línea de Feve deberá ejecutarse en los próximos meses la urbanización del entorno de la estación de Matallana.

A este asunto se ha referido el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de León, que ha denunciado el «profundo abandono» de los edificios del muelle y de los aseos de la estación de Feve, unos espacios que el Consistorio alquiló a Adif en el anterior mandato con el objetivo de ampliar Espacio Vías. Según el edil popular Eduardo Tocino, la urbanización del entorno sigue paralizada por la «inacción» del alcalde de la ciudad, José Antonio Diez y por eso el entorno de estos inmuebles se ha convertido en «una escombrera insoportable».

En ese sentido, el PP insta al equipo de gobierno a limpiar estos edificios centenarios e iniciar un proceso de restauración patrimonial. Tocino lamenta que, pese a que el Consistorio lleva un año pagando el alquiler de estos inmuebles, el proyecto continúa paralizado y el entorno está lleno de «basura, excrementos y cristales», lo que supone un «alarmante» riesgo de incendio.

«En el interior, las goteras y la rotura de canalones provoca que la madera se pudra», denuncia Tocino antes de asegurar que el «olvido» del alcalde con respecto a esta zona supone «un signo más de que da la espalda a los proyectos juveniles y culturales, al patrimonio ferroviario y a la necesidad de los vecinos de vivir en un entorno digno».