La Eragudina cocinó un ascenso histórico

El Astorga subió en 2014 a Segunda B tras ganar todos sus partidos del ‘playoff’ en casa, remontando un 4-0 al Mensajero en ‘semis’ y rematando la faena en la final con el Laredo

Jesús Coca Aguilera
12/04/2020
 Actualizado a 12/04/2020
El Astorga celebra la victoria en la tanda de penaltis frente al Mensajero que suponía culminar la remontada del 4-0. | MAURICIO PEÑA
El Astorga celebra la victoria en la tanda de penaltis frente al Mensajero que suponía culminar la remontada del 4-0. | MAURICIO PEÑA
Cuando haces historia, lo logrado queda para siempre en la memoria. Pero si además el éxito llega de forma épica, con un guión digno de haber sido escrito para una película y remontandouna y otra vez ante tu público las eliminatorias de ascenso, pasas a ser leyenda para tus aficionados.

Es lo que consiguió el Atlético Astorga, que logró el primer y hasta la fecha único ascenso a Segunda División B de su casi medio siglo de vida en 2014, concretamente el 22 de junio, después de terminar en segunda posición la liga en el Grupo VIII de Tercera y eliminar en los ‘playoff’ de ascenso al Binissalem balear, al Mensajero canario y al Laredo cántabro.

Fue un logro con muchos protagonistas. Uno Sagrario González, que cogió la presidencia del equipo cuando nadie quería y le fue haciendo más y más fuerte, impulsándole y haciéndole crecer hasta lograr un objetivo que años atrás parecía imposible. Otro, en el banquillo, por medio de Carlos Tornadijo, que dio con la tecla para que funcionara a la perfección un equipo que hasta su llegada no terminaba de dar el salto de calidad que por plantilla se le intuía. Y por último, de forma indudable, un bloque que tras muchos años juntos era ya una gran familia que se conocía de memoria y se convertía en un ejército en el que iban ‘todos a una’ sobre el terreno de juego.

El Astorga terminó segundo la liga, sólo por detrás del Valladolid B, clasificándose así para la Copa del Rey Javi en portería, Llamazares y Lago en los laterales, Antonio y Víctor en el centro de la defensa, Diego Aller y Taranilla en el centro del campo, Diego Peláez e Ivi Vales en las bandas, con David Bandera en el centro del campo y Roberto Puente en punta de ataque. Ese fue el once que saltó el día del ascenso, si bien el defensa Cristian y el mediocentro Marcos eran también piezas claves en una plantilla que completaban Rubén, Borja, Adrián Rojo, Soto, Borja Bandera, Pablo Tejedor, Agustín Otero, Álvaro de Lera y en el ‘playoff’ también un Turzo fichado por la lesión de larga duración de Marcos.

Con esos mimbres disputó el Astorga una excepcional primera vuelta que le asentó en los cuatro primeros puestos y le metió en una pelea por el liderato que, a la postre, acabaría escapándose en unos irregulares meses de enero y febrero.

Sin embargo, los maragatos fueron a más. A falta de cuatro jornadas sellaban su clasificación para el ‘playoff’ (la primera desde hace 22 años) y en la penúltima la segunda plaza, sólo por detrás del Valladolid B, que pasara lo que pasara en una fase de ascenso que era ya un premio le clasificaba para la Copa del Rey.

En la primera ronda empató 1-1 en Binissalem, pero ganó 2-0 en Astorga pese a jugar toda la segunda parte con 10 Un botín menor para lo que le esperaba el Astorga, cuya ‘aventura’ comenzó en tierras baleares, donde sacaría su mejor resultado a domicilio. Porque no ganaron ningún partido fuera los de Tornadijo, que sumaron un empate y dos derrotas en sus salidas, pero vencieron en todos sus encuentros como local, aprovechando que el sorteo les permitió decidir en casa todos los cruces.

La Eragudina cocinó un ascenso histórico que empezó a fraguarse en la primera ronda con un 1-1 con el Binissalem, en un partido en el que el Astorga se fue perdiendo al descanso pero Rubén empató. Un resultado que hicieron bueno en casa, sobreponiéndose a jugar con diez toda la segunda parte y ganando 2-0 con tantos de Roberto Puente y Taranilla.

Aunque, para épica o casi milagro, lo que se vivió en la siguiente ronda, con una de las mayores remontadas de la historia de los ‘playoff’ en el fútbol español. Porque en un descalabro inesperado, con cuatro goles encajados en el corto espacio de 25 minutos, el Astorga era barrido por el Mensajero en La Palma, donde caía 4-0 en lo que se antojaba una despedida del ascenso.

Parando con 3-0 una pena máxima, forzando en el 90’ Puente la prórroga y pasando en penaltis remontó el 4-0 Sin embargo, nadie se dio por vencido. El equipo creía y salió a muerte. La afición también y le llevó en volandas. Y la consecuencia fue que aquel inolvidable 7 de junio se viviera algo único en la ciudad. Para tener fe era importante algún tanto temprano y llegaron dos, uno de Ivi Vales y otro de Antonio, en la primera mitad. Y cuando a falta de 20 minutos Borja ponía el 3-0 y dejaba a los maragatos a un paso de la igualada, todo el mundo se mordía las uñas.

Pero, por si remontar cuatro goles no era suficientemente legendario, hubo más dosis de epopeya. Así, a falta de ocho minutos el Mensajero disponía de un penalti que Javi detenía; el 4-0 llegaba en el 90, obra de un Roberto Puente que mandaba el partido a la prórroga; y tras terminar sin goles el tiempo extra todo se decidía en la tanda de penaltis, en la que pese a errar el Astorga dos de sus cuatro primeros lanzamientos, acababa completando la hazaña después de transformar Taranilla el sexto.

En la final con el Laredo volvió a remontar, esta vez un 2-1, y subió tras ganar 1-0 con un gol de falta de Lago Habían logrado los maragatos algo que se recordaría siempre, pero sin rematar la faena no serviría de nada. Y para ello el último escollo era el Laredo, ante el que de nuevo tendrían que ir a contracorriente tras perder 2-1 en una ida que dejó muy mal sabor de boca pues en el último minuto les anularon un gol y Puente había fallado un penalti.

No importó, pues una semana después La Eragudina volvía a ser talismán. Una falta lanzada a la perfección por Lago adelantaba muy pronto, a los 13 minutos, al Astorga, y los maragatos sabían sufrir y aguantar el resultado, convirtiendo en inamovible ese 1-0 que daba con sus huesos en la división de Bronce del fútbol español.

El césped, con invasión multitudinaria incluida, se convirtió en una fiesta que se trasladó luego al centro de la ciudad. Y el Astorga pudo estrenarse en una categoría en la que duraría dos temporadas. Dos años para sufrir y disfrutar tras un ascenso de película.
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