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La era de la pirueta

30/05/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Cuando ha pasado ya casi una veintena de años del siglo XXI, en España hemos entrado en la era de la pirueta. Da igual lo que suceda, porque todo es susceptible de ser modificado y estirado hasta la extenuación. Y si no lo piensan así, no hay más que ver a la ministra de Defensa, para la que nada ha cambiado y todo va muy bien pese a la sentencia de la Gürtel, la que da por probada la corrupción del PP. «Son personas que hacen cosas», resumió Cospedal, que si todo hubiera sido normal de verdad, no tendría que haber estado en una comisión de investigación sobre la financiación ilegal de su partido, el del Gobierno. Esa pirueta semántica-política fue también física, ya que su obligación hubiera sido viajar a León para asistir la inauguración de un congreso sobre seguridad y defensa en la que España tiene mucho que decir, y por qué no León. Aunque aquí también hay piruetas todos los días. Por nombrar algunas de ellas, no hay que olvidar la de convertir el cáliz de Doña Urraca en el Grial o la de lograr que la capitalidad gastronómica se traduzca en menos turistas y más coste. Pura pirueta histórica y económica. Mientras, el PP sigue gobernando en casi todas las instituciones, quizá por eso de perpetuar la marca España más allá del tópico del sol, paella y siesta, no sea que nos convirtamos en un país adelantado no solo en sistemas de corrupción, sino también en valores y en necesarias líneas rojas. ¿Qué pasaría en Francia, Reino Unido o Alemania si el partido del gobierno recibiera una sentencia tan demoledora? ¿Harían las mismas piruetas? 
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