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La educación sentimental

30/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Estalla otro verano en los termómetros, aunque en León, desde que no existe el de Continente, ya no hay olas de calor ni olas de frío. Servía para enfatizar la obviedad de los comentarios, el matiz siempre presente por las cuatro esquinas de la provincia para recordar lo a gusto que se está en el pueblo. «Hace un calor insoportable» se subrayaba con un «38 marcaba a mediodía el termómetro de Continente» o «menuda helada ha caído» con otro «-7 en Continente cuando iba yo a trabajar». Ahora ya no existe ni siquiera Continente, pero la rotonda sigue ahí y el verano estalla de todos modos. Deja un silencio pegajoso en las aulas, que ahora ya huelen a amoniaco, y el sudor rancio se traslada a las piscinas, las verbenas y los festivales. Los amores y las tormentas de verano se adaptan a los nuevos tiempos, los cotilleos ya no se susurran sino que se exhiben en las redes sociales y ‘La educación sentimental’ de Flaubert ha sido sustituida por cursos de inteligencia emocional impartidos por algún coach con más ínfulas que conocimientos. «La adolescencia es una crisis necesaria», dijo esta semana Francisco Igea, que también debe de saber de eso, aunque se refería a la crisis de su partido, al que aquí critican por decir una cosa y hacer otra y en Madrid por hacer lo que había dicho que haría. Igea sabe incluso de literatura y de metáforas, como demuestran sus sentencias «ayer la gente leyó el índice y dijo que le gustaba el libro» o «esto da para un guión pero no le pongamos el título todavía». También parece admirador de Groucho Marx y su célebre «estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». Quizá por eso se ha quedado con la consejería de Cultura y ha empezado a impartir lecciones de semántica, inventándose nuevos significados para palabras como regeneración o transparencia. Puede que la televisión autonómica termine emitiendo documentales a la hora de la siesta en los que se vea cómo, tarde o temprano, después de haberse pavoneado por Las Cortes, es devorado por Alfonso Fernández Mañueco. Cuando se debate sobre las causas del creciente distanciamiento entre los políticos y los votantes, ese debate que desde luego no interesa a los primeros, no hay más que repasar todo lo que aquí ha sucedido a lo largo de los últimos dos meses. Hay tantos ejemplos que da igual dónde se mire, desde Madrid a Barcelona, desde Valladolid a Villaquilambre. El esfuerzo, la determinación, la estrategia, la constancia, la ambición y la valentía que nunca habíamos visto para intentar resolver nuestros problemas estaban ahí, contra todo pronóstico, pero esperando por el momento en el que repartirse el poder y no desaprovechar la primera oportunidad de subirse el sueldo. Con obscenidad se han olvidado no sólo de sus promesas, que tampoco ellos se habían creído, sino también de sus votantes. Ahora supongo que merecerán vacaciones, como si las hubiesen aprobado todas, a pesar de que en la inmensa mayoría de los casos son repetidores. Por lo pronto, quedan por formarse oficialmente el Gobierno de la nación, la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de León y la Diputación Provincial, así que alguna dejan para septiembre seguro, cuando las aulas volverán a rugir, los adolescentes se esforzarán por aparentar que han cambiado, los mayores se sorprenderán de lo rápido que menguan los días y no nos haga falta termómetro en Continente para darnos la razón.
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