La ecuación del amor, de la vida y de Raquel Villanueva

La operación matemática más bonita del mundo es la nueva obra de la escritora Raquel Villanueva, quien nos sorprende, una vez más, con un texto tan bello como mágico

Ruy Vega
26/12/2022
 Actualizado a 26/12/2022
Presentación del libro con Ruy Vega y la autora.
Presentación del libro con Ruy Vega y la autora.
La ecuación más bonita del mundo es aquella que convierte incógnitas no exactas en un conjunto de perfecta armonía. Y de eso, de eso y mucho más, trata el libro del que hoy te quiero hablar, papá. Hoy te escribo sobre ‘La ecuación más bonita del mundo’, de la genial Raquel Villanueva.

Creo que no es necesario que te la presente, ya que te hablé de ella en varias cartas. ¡Cómo dejar de leerla! Su pluma me confiesa que, cada nuevo texto que escribe, es mejor que el anterior. Raquel es una sirena que, por error, nació en tierra, una gallega de corazón que por fortuna nació en el Bierzo. Raquel es sentimiento, pasión, estilo y dedicación.

El libro nos cuenta la historia de dos mujeres. Perdón, no leas lo anterior. Mejor lo definiría como una historia sobre el amor (que no una historia solo de amor, que no es lo mismo). Raquel nos susurra al oído de lo perceptible el amor buscado y logrado, el amor deseado pero nunca alcanzado, el amor olvidado y rutinario. Nos muestra varias de las caras de aquello que mueve el mundo: el amor.

Hoy es sábado, mientras escribo esta nueva carta, afuera tenemos un día típico otoñal. Desde mi ventana se ven los árboles sin apenas hojas. Tengo una cerveza a la izquierda del teclado y escucho música mientras escribo. El libro, con distintas hojas marcadas, me espera a la derecha. Es, posiblemente, el mejor momento para hablar contigo de algo tan profundo como lo que el libro nos detalla. Lo hace a través de la visión de dos mujeres distintas, unidas entre sí por un círculo de indudable conexión. Ambas nos hablan de sus amores, de sus sensaciones, de sus vivencias.

«He dejado atrás muchas cosas, aún no sé bien si esto es un paso atrás o una mera huida hacia delante. Supongo que todos piensan que esto es una de mis nuevas locuras, una de tantas. Ya les escucho “la loca de Sonia y sus locuras”, eso pensarán mis amigos, a los que comienzo a echar en falta». Ese párrafo, tan preciso en lo que luego nos vamos a encontrar como fantásticamente introducido al comienzo del texto, nos muestra parte de lo que luego podemos leer. Y es que, ojalá, el mundo estuviera lleno de locos, de personas que ven lo que les rodea de una forma que solo ellos son capaces de realizar. Siempre lo he dicho: ojalá pudiera ver gigantes, donde otros solo ven molinos. Pero eso, papá, está solo al alcance de unos pocos. Muy pocos…

Raquel nos atrapa con descripciones necesarias y bellas en redacción. Ya sé que lo sabes, ya sé que lo hemos comentado en otras cartas; pero es que es más que necesario repetirlo. No todos somos capaces de lograr alcanzar lo que ella consigue. Te pongo un ejemplo, también extraído de las primeras páginas; en este caso cuando habla de una de las protagonistas: Elisa. Nos dice: «Floto, más allá de la nada conocida. Siento que estoy flotando dentro de una oscuridad con destellos azulados. ¿Puede la oscuridad tener destellos de color? Aquí donde estoy yo, los tiene, aunque por otra parte, no sé dónde estoy, tal vez atrapada dentro de un destello, de un instante, de una reminiscencia de tono azul». Una maravilla, sin duda. ¿Cómo no seguir y seguir leyendo después de estas líneas? Imposible. Te gustará leerlo, papá, te gustará.

El texto que te he mencionado antes nos habla del color azul. En la vida de la autora el azul es algo que la acompaña, quizá que la persigue. El azul, curiosamente, es mi color favorito. Porque el azul es bello, es fuerza, nos entrega tranquilidad, pero también pausa y calma. El azul es el color del mar y del cielo. Azul es ella, azul es su propio universo.

Cada una de las mujeres que conforman esta preciosa historia no lleva hasta los distintos hombres que, de una u otra forma, se han cruzado en el camino de sus vidas. Cada uno de ellos representa una forma de ver y sentir el amor, un estilo de vivir, una fuerza de atracción distinta. Y lo precioso de todo esto es que podremos conocer, a través de sus propias confesiones, lo que ellos sienten, piensan, sus temores y miedos. Y eso me encanta. Estoy seguro de que a ti también te gustará.

Muchas historias nos llevan hasta lo que el protagonista o protagonistas viven en cada instante, pero no son todas las que nos llevan hasta el propio corazón de cada uno de los personajes. Esta lo hace. Y eso nos permite saber cómo cada uno de ellos vivirá este camino. Tan distinto para todos, pero que confluyen en un único punto: la mujer por la que sus vidas giró y giró, como giran los planetas, irremediablemente, alrededor de su estrella (hasta desaparecer).

El amor, ambos lo sabemos, es algo único. Algo mágico, algo que tiene distintos rostros y caminos. Hay quien dice que solo te enamoras una única vez de verdad, que el resto son otra cosa. Hay quien afirma que el único amor verdadero es el primero. Hay quien escribe en el libro de lo indiscutible que no hay ningún amor que sea real. Yo no tengo respuesta, no lo sé. Y tampoco me importa, la verdad. Solo sé que el amor nos lleva, se cruza con nosotros, se aleja y se acerca. Solo sé que existe.

Cada una de nuestras protagonistas, por supuesto, nos confesará lo inconfesable, aquello que solo se lo dices a tu conciencia cuando esta, distraída, pretende escuchar. Podría, en este sentido, extraerte bastantes líneas del libro, pero basta con el siguiente ejemplo: «Aquello que no contamos, que no nombramos, no existe, porque son palabras habladas, escuchadas, escritas o leídas las que aportan identidad a las personas, a los sucesos, a las cosas. Así que Mateo también es un fantasma, es una sombra, mi sombra, una de mis sombras. Mateo también es un secreto, uno de mis secretos. Uno de tantos secretos necesarios para seguir viviendo, para seguir alimentando las mariposas de mi mundo interior. Mateo es una omisión, pero nunca una mentira». Me encanta, por cierto, la última frase: es una omisión, pero nunca una mentira.

Raquel, estoy seguro, nos seguirá dando alegrías en el futuro con textos maravillosos. Porque todavía tiene mucho que contarnos, mucho que mostrarnos de este mundo que nos rodea, tan maravilloso como aterrador. Papá, sé, no lo dudo, que te seguiré escribiendo cartas sobre ella, cuando nos alcancen sus nuevos libros. Ella sabe lo que quiere contar, pero no solo eso, sino también cómo contarlo.

Me voy despidiendo. Una vez más me alejo de ti, de tu mirada y tus palabras, de tus consejos y tus manos, de tu sonrisa, de nuestros paseos. Pero también sé que en un tiempo te escribiré una nueva carta, una de esas que han dejado de ser a ninguna parte, para ser a nuestros recuerdos, a nuestras almas. Pasa el tiempo, van pasando los libros y la vida. Tengo tantas cosas que contarte… Sé que algún día nos encontraremos de nuevo, que hablaremos de cada uno de estos libros, de textos como el de la gran Raquel Villanueva, que llevando como segundo apellido Lorca, no podía sino amar la literatura, tal cual la amamos tú y yo.

Papá, estamos en diciembre del año 2022. Papá, son ya muchos años. Papá, no es inmortal el que nunca muere, sino el que nunca se olvida. Y nosotros, lo sabes, no te hemos olvidado… jamás.
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