La difícil tarea de emanciparse

Desde 2014 los jóvenes emancipados han descendido. En ese año el 53,4% de los jóvenes entre 20 y 35 años estaban emancipados. Sin embargo, a fecha de 2016, la cifra era del 49,3% y este descenso es más alarmante si se ven las cifras en el año 2015, cuando los jóvenes emancipados copaban un amplio 56,1%.

Y ello es así debido a múltiples factores y a pesar de la recuperación de las grandes cifras de la economía. Lo cierto es que la tasa de paro juvenil sigue siendo elevada y que las condiciones de los puestos de trabajo que se generan son en muchas ocasiones manifiestamente mejorables. La subida de los alquileres y la importante inversión que supone adquirir una vivienda son otros de los factores que impiden que muchos jóvenes de entre 20 y 35 años dejen el hogar de sus padres y formen el suyo propio. En definitiva, los jóvenes leoneses no pueden emanciparse aunque lo quieran, puesto que la mayoría de las profesiones no asegura una estabilidad. La necesidad de un contrato fijo para poder hacer frente a los altos precios de los alquileres, las hipotecas y de vida en general imposibilitan la independencia.

No hay que olvidar que pese a la recuperación de la economía, los trabajos temporales priman en la sociedad y más aún entre la juventud. Ello provoca que estemos ante una epidemia por la que los jóvenes no pueden formar su propia vida a pesar de haber estudiado, trabajado para intentar labrarse un futuro que parece que nunca llega.