La derrota que parió la victoria

01/02/2022
 Actualizado a 01/02/2022
a-la-contra-01-02-2022.jpg
a-la-contra-01-02-2022.jpg
Hubo una terrible sensación de derrota cuando las máquinas, finalmente, derribaron el pueblo de Riaño casa por casa, piedra a piedra, a golpe de pelotas de goma y cuerpos policiales.

Aquellos que lucharon contra el atropello se bajaron de los tejados con una tremenda sensación de vacío, de derrota, de caer ante el aparato oficial que aplasta cualquier disidencia.

Pasaron los meses. Vineron los silencios. No llegaban las aguas y los intereses que se escondían debajo de la belleza de una idea como es la solidaridad volvieron a decir que tenían sed. El dragón volvía a exigir alimento para calmar sus incontrolables ansias.

Omaña era la pieza a abatir, la dama que se le iba a entregar al dragón. Pero, de repente, se hizo el silencio, nadie quería asumir el desgaste de aplastar otro valle a golpe de sinrazón con las cámaras apuntando. Riaño se les aparecía en sus recuerdos, avivaba sus fantasmas y aunque quienes lucharon ya estuvieran lejos supieron que no hay batallas perdidas. La derrota engendró una victoria.

Cada lunes la realidad más cruel lleva a un grupo de gentes solidarias y luchadoras a reunirse para luchar, los números pueden producir desaliento, las noticias podrían desalentar al más pintado, pero un día, ojalá cercano, vencerán, y aunque estén lejos... lo sabrán.
Lo más leído