La defensa de la NBA inspirada en un obrero de Las Salas

A Pedro Carril le llamaban en la NBA Pete Karril;le definen como el inventor del baloncesto moderno y su invento era aplicar al basket el método aprendido de su padre el de Las Salas como obrero de altos hornos

Fulgencio Fernández
28/08/2022
 Actualizado a 28/08/2022
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Si te pasabas por el Mesón Riaño, uno de los templos del cocido en León, te podía sorprender encontrar las paredes llenas de reportajes de un entrenador de baloncesto de la NBA, más bien una leyenda al que definían como «el inventor del baloncesto moderno en Estados Unidos», que es mucho decir, pero como tal había entrado en el más que selecto grupo de habitantes del Salón de la Fama. El hombre en cuestión era Pete Carril aunque el fallecido dueño del Riaño, Enrique, te decía: «Es mi primo Pedro». Lo era, realmente se llamaba Pedro Carril, su nombre español, su apellido de Las Salas. Falleció esta semana «pacíficamente», con 92 años, según el escueto comunicado de la familia.

Tenían sentido aquellos reportajes en la pared del primo americano convertido en leyenda en Estados Unidos. Y es que desde Las Salas había salido para los altos hornos de Vizcaya —como tantos otros de la comarca— el padre de Pete. Allí fue contratado como especialista para un trabajo similar en Estados Unidos, se afincó en aquel país y su hijo se convirtió en una leyenda, pero su fama no era ajena a su origen ni al duro trabajo de su padre en una fundición, a elvadísimas temperaturas que le dejaron la espalda «prácticamente quemada». Contaba Carril en una de sus visitas para dar charlas a entrenadores españoles cómo utilizaba esta experiencia, teniendo en cuenta que el invento que le hizo leyenda se basaba precisamente en la defensa. «Llevaba a los jugadores al inicio de la temporada a comer en casa, donde estaba también mi padre. A los postres le pedía que se quitara la camisa y les mostrara la espalda quemada y les decía: Tenéis que elegir, o trabajáis en defensa hasta la extenuación o trabajáis como mi padre en una siderurgia... también se vive, pero no olvidéis su espalda quemada».

Parece que surtía efecto y el gran Pete Carril, el primo Pedro, inventó ladefensa ajena al uno contra uno para defender en equipo, y también la famosa ofensiva de Princeton, consistente en dar pases y pases, llegando a prescindir del tiro, con el objetivo de agotar a los marcadores».

Y así aquel fumador empedernido se hizo leyenda y con frases como «no me importa que el pase sea de espalda, o sin mirar... lo que me importa es que llegue a su destino».

Una leyenda este tipo que, cuentan, vino a ver a su familia a Las Salas y les dio todo el dinero que traía encima.
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