La dama de Arintero, una leyenda admirable

"Conoced los de Arintero vuestra Dama tan hermosa pues que como caballero con su Rey fue valerosa"

Francisco A. Marqués
23/01/2022
 Actualizado a 23/01/2022
Detalle del escudo de Arintero, dedicado a la mujer caballero.
Detalle del escudo de Arintero, dedicado a la mujer caballero.
En nuestra España encontramos historias que en el trascurso del tiempo se han convertido en leyendas y otras muchas que han sido arrinconadas porque la envidia y la actitud de autodestrucción ha invadido la idiosincrasia peninsular sumergida en ignorancia, arrogancia y estupidez. No se entiende de otra manera cuando se dispone de hechos relevantes como son los que definen la actitud de los habitantes de este singular país que entierra muy bien a sus muertos y emplea media vida en vituperarles y hacerles difícil su tránsito por esta tierra.

Debemos situarnos primero en el terreno, la cronología , la situación social y política del momento para comprender la importancia de esta bella historia. Arintero es un lindo pueblo de la montaña leonesa que tiene el río Villarías, afluente del Curueño y famoso por sus excelentes truchas. Situado en la montaña leonesa, Cordillera Cantábrica, al Norte de León a una altitud de 1.320 m. pertenece al municipio de Valdelugueros y está a 7 K. de la carretera de Lugueros. Pertenece a la comarca de Los Argüellos que comprende los valles del Torío, Bernesga y Curueño. Allí se desarrolló una de las historias más interesantes de nuestra tierra española como es la vida de Juana García que atiende la demanda de los Reyes cuando su padre, ya demasiado avanzado en edad y achaques, no puede acudir al lado de las huestes gubernamentales, enfrascadas en un tema de sucesión como era la lucha de los partidarios de la Beltraneja, hija de Enrique IV, a la que se le pone en duda su paternidad , ya que se decía que era hija de Beltrán de la Cueva, contraIsabel de Castilla y su marido Fernando de Aragón, los Reyes Católicos.

Además se dieronhechos relevantes como la lucha entre los nobles y los monarcas por los privilegios, las ciudades, los partidos nobiliarios, las naciones vecinas interesadas como Francia y Portugal, y el interés de Aragón por fraguar la unión con Castilla. Como se puede comprobar toda una situación que llevará a un conflicto más en España.

El deber de súbdito del padre de Juana lo exigía para con los reyes y ahí precisamente comienza la original y bonita historia que describe la responsabilidad de esta mujer en una doble dirección, el amor por su padre y el deber ante sus reyes y país.
Juana García, la dama soldado, así es inmortalizada en el cuadro que pintó el teniente coronel del ejército D. José Luis del Villar y que se encuentra en el Museo Militar.

Juana acude a Benavente donde se concentran todos los Señores del mismo rango que su padre, el noble conde García de Arintero. Estaba casado con doña Leonor y tenía siete hijas. Había combatido en varias ocasiones a la llamada de los Reyes pero en esta ocasión era ya mayor. No tenía ningún varón y como él no podía acudir, esto le producía angustia y decepción. Juana al ver a su padre en esa situación, dispone acudir y solicita el permiso de su padre porque el servicio de armas estaba vedado a las mujeres y era gravemente castigado si se descubría. La terquedad de Juana hace que su padre asuma el hecho y la entrena en los menesteres de la guerra, manejo del caballo, la espada, el escudo, la pica, ejercicio físico para fortalecer la musculatura. Ella era la mediana de sus hermanas y, una vez adquirido el breve entrenamiento, se dirige hacia Benavente, presentándose ante el escribano con el nombre de Caballero Oliveros.

Fue adquiriendo fama por el manejo de la espada, su forma escurridiza de luchar y por su valor indiscutible. Los detalles se nos escapan por la falta de documentación descriptiva de su forma de vida entre la tropa masculina de la época y ahí sí que la imaginación se echa a volar, aunque suponemos que la habilidad femenina supo estar a la altura de las circunstancias, logrando que su condición de mujer gozara de anonimato hasta el momento en que los hechos se precipitan.

Los portugueses apoyaban a la Beltraneja y trataban de abrir un pasillo desde Coimbra a Burgos donde se encontraría con el rey Luis XI, francés, que estaba muy centrado en poseer las tierras al sur de los Pirineos y además socava la influencia del rey Fernando en Nápoles.
En 1475 las huestes reales llegan a Zamora. Recordamos que se trataba del famoso litigio sucesorio con los partidarios de La Beltraneja, apoyados por los portugueses, y por la otra parte, la Reina Isabel, hermana de Enrique IV, y su esposo Fernando de Aragón.

Se cerca la ciudad y se atacan sus murallas; un grupo de caballeros, entre los que se encontraba el caballero Oliveros, se apoderan de una puerta principal que permite el paso del ejército de leales y conquistan la ciudad. Los portugueses estaban debilitados a consecuencia del asedio y los estragos que realizaba el invierno en sus filas.

La siguiente batalla fue en Toro en los campos de Peleagonzalo y ahí el Rey de Portugal reunió un ejército importante y potente. Oliveros se enfrentó a un caballero portugués fruto del acoso de las tropas castellanas, su caballo fue herido y la descabalgó, quedando sola ante tres soldados. Se desprendió de dos y el tercero con un potente golpe le rompe el jubón y deja al descubierto un pecho. Varios soldados leoneses la auxilian y el soldado portugués cae muerto. Juana de Arintero, Diego de Oliveros en la batalla, es herida y se dan cuenta de la realidad de su sexo. Varias voces repiten en alto, con sorpresa, que “¡Hay una mujer en la guerra!” El rumor se extiende y es llamada ante el Almirante de Castilla.

Ante la evidencia, ella cuenta el motivo de su presencia. El Rey es informado y le perdona por haber tomado una decisión siendo mujer y sólo corresponder a los varones la guerra; se lo agradece y le concede a Arintero, a su conde y vecinos, numerosos privilegios.

Oliveros vuelve a Arintero y en el camino, se supone queen la Cándana de Curueño, unos asaltantes y traidores, que le querían quitar los documentos de privilegios, la apuñalan y muere. Esos privilegios consistían en la concesión a los residentes de Arintero el título de hijosdalgo, la exención de pagar tributos reales y hacer el servicio militar, el derecho a ser presenteros en la Parroquia de Santiago Apóstol y a ser obsequiados con yantar por el rector de la parroquia y que el presentero de mayo edad llevara la ofrenda de caridad del año.

Estas fueron las peticiones de Juana de Arintero cuando el Rey Fernando intervino al ser informado de la valiente intervención de la dama guerrera y el informe que le dio de la ausencia de varones en su aldea para servir a los Reyes.

El resultado de la guerra es conocido. Los portugueses y los partidarios de la Beltraneja son asediados en Toro y vencidos definitivamente quedando la reina Isabel como Reina de Castilla.

Es interesante reseñar aquí la novela de Antonio Martínez Llamas “La dama de Arintero” que puso la vida de esta mujer en el escenario que merecía y que estaba olvidada. Hay que reseñar que mereció el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio en el año 2001.
Martínez Llamas hace posible considerar la leyenda que se había transmitido de boca en boca en una historia cierta y que la dejadez, la incuria y la falta de interés del pueblo y de las autoridades, lleva a la desconsideración hacia los ciudadanos más señeros de nuestra Historia.

Gracias a la actuación vecinal, acertadamente, La Dama de Arintero cuenta con un muro en el que luce un gran mural que lleva la firma de Lolo y Moñi y ciertos identificativos del pueblo de Arintero como el nombre de Arientea, las cuatro cruces que simbolizan los cuatro pueblos de Arintero, La Braña, Valdecastillo y Valdehuesa y el paraje de La Forqueta en lo alto del arroyo Villarías.

Hay que sentirse orgulloso de ser español pero también hay que trasladar a los que rigen los destinos de un pueblo y ,más concretamente, a las autoridades locales de cada Región que estimulen y potencien las historias, leyendas, costumbres y tradiciones de los diversos lugares porque si en alguna cuestión es rica nuestra Nación precisamente es en eso y si se cultiva ese respeto, curiosidad y conocimiento por nuestros antepasados quizás , de una vez por todas, el espantajo de la insolidaridad y el desapego a la tradición se destierre definitivamente de esta estupenda Nación que, sin embargo, no cuida demasiado a sus celebridades.
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