La cumbre más emblemática de la comunidad gallega

Monte Pindo o A Moa es una montaña mágica para los celtas y los primeros pobladores de la zona que se han mantenido hasta los tiempos presentes

Vicente García
22/07/2016
 Actualizado a 19/09/2019
Playas de Carnota. | VICENTE GARCÍA
Playas de Carnota. | VICENTE GARCÍA
Cuando llega el verano muchos leoneses se van a conocer otras comunidades, disfrutando de rutas más variadas y con otros alicientes diferentes a los conocidos en la Comunidad. Para ello se van a integrar algunas rutas de otras provincias y comunidades, comenzando por Galicia. Como quiera que existen muchas rutas en las distintas provincias que integran la Comunidad, se hace hincapié en las más importantes y significativas. Y ésta lo es, se trata de una montaña mágica para los celtas y los primeros pobladores de la zona que se ha mantenido hasta los tiempos presentes.

El entorno también es muy significativo. Cerca se encuentra el río Xallas, uno de los únicos ríos que desembocan en cascada, una hermosa cascada que durante años fue hurtada a la contemplación por parte de las personas, puesto que todo el caudal del río lo tomaban las eléctricas para su salto de agua y que gracias a la presión de la gente se consiguió en principio que soltaran el agua algunos días para el turismo, aunque ahora ya se puede contemplar continuamente.

Parte la ruta de la localidad de Pindo, al lado mismo de su playa, es decir al nivel del mar. Detrás de la iglesia parte un sendero entre matorrales y un arroyo, donde existe un cartel de madera que dice: "Al Monte Pindo". Desde allí se sigue una senda irregular con piedras, losas de granito y restos de árboles calcinados por el incendio de septiembre de 2013, que sigue una progresión siempre ascendente hasta llegar a una zona de praderas, un poco más llana para continuar hasta el alto del Pedrullo, a 1,5 kilómetros del inicio, desde donde se ve la costa y se pueden adivinar restos de una muralla medieval.

Continuando la ascensión en dirección nordeste enfilando ya hacia la cumbre se sigue ascendiendo entre grupos de rocas graníticas, unas colocadas anárquicamente y otras con formas que sugieren diversas figuras que en algunos casos los habitantes de la zona han puesto nombre. La subida va en progresión cruzando zonas herbosas y de matorral, siempre con los restos del antiguo pinar que el incendio calcinó. En algunas ocasiones el camino se estrecha y hay que subir echando algo las manos por zonas acanaladas, siempre con un camino muy bien marcado que no es aconsejable perder. En los cruces con otros caminos si hay alguna duda el consejo es seguir el camino que sube.

Tras una larga ascensión se llega a unas praderas más llanas que el resto con vestigios de viejas construcciones, llamadas el "Chan de Lourenzo". En esta zona se encuentra una de las formas pétreas con nombre propio: "El guerrero", una mole granítica que semeja a un ser humano en pie vigilante por si atacan la cumbre de la Moa.

Solamente hay que subir hasta un collado y desde ese punto ascender sobre la roca y llegar tras un corto paseo siempre hacia arriba a la amplia cumbre del Monte Pindo, una mole de granito horadada en varios lugares por el tiempo y los elementos. En esta cumbre el viento del Atlántico sopla con especial virulencia, aunque afortunadamante no han colocado aerogeneradores como en las sierras vecinas.

Desde este punto, la vista es excepcional hacia el mar y hacia la tierra, ya que puede verse hasta Finisterre, la playa de O Pindo, las de Caldebarcos y Carnota, llegando a divisarse hasta la ría de Muros y Noia. Al norte el Xallas con su embalse, y los amplios campos gallegos de la Dumbría, al Oeste la Serra de Outes llena de aerogeneradores. En fin, todo un espectáculo costero y de verdor inusitado. Para bajar se sigue el mismo camino de la ida.

Existen varias alternativa, bien subiendo desde otros puntos de la costa, bien desde el embalse, que aunque se parte de mayor altura, es necesario bajar y volver a subir algún que otro valle, lo que deja la altitud compensada.
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