El entorno también es muy significativo. Cerca se encuentra el río Xallas, uno de los únicos ríos que desembocan en cascada, una hermosa cascada que durante años fue hurtada a la contemplación por parte de las personas, puesto que todo el caudal del río lo tomaban las eléctricas para su salto de agua y que gracias a la presión de la gente se consiguió en principio que soltaran el agua algunos días para el turismo, aunque ahora ya se puede contemplar continuamente.

Continuando la ascensión en dirección nordeste enfilando ya hacia la cumbre se sigue ascendiendo entre grupos de rocas graníticas, unas colocadas anárquicamente y otras con formas que sugieren diversas figuras que en algunos casos los habitantes de la zona han puesto nombre. La subida va en progresión cruzando zonas herbosas y de matorral, siempre con los restos del antiguo pinar que el incendio calcinó. En algunas ocasiones el camino se estrecha y hay que subir echando algo las manos por zonas acanaladas, siempre con un camino muy bien marcado que no es aconsejable perder. En los cruces con otros caminos si hay alguna duda el consejo es seguir el camino que sube.
Tras una larga ascensión se llega a unas praderas más llanas que el resto con vestigios de viejas construcciones, llamadas el "Chan de Lourenzo". En esta zona se encuentra una de las formas pétreas con nombre propio: "El guerrero", una mole granítica que semeja a un ser humano en pie vigilante por si atacan la cumbre de la Moa.
Solamente hay que subir hasta un collado y desde ese punto ascender sobre la roca y llegar tras un corto paseo siempre hacia arriba a la amplia cumbre del Monte Pindo, una mole de granito horadada en varios lugares por el tiempo y los elementos. En esta cumbre el viento del Atlántico sopla con especial virulencia, aunque afortunadamante no han colocado aerogeneradores como en las sierras vecinas.
Desde este punto, la vista es excepcional hacia el mar y hacia la tierra, ya que puede verse hasta Finisterre, la playa de O Pindo, las de Caldebarcos y Carnota, llegando a divisarse hasta la ría de Muros y Noia. Al norte el Xallas con su embalse, y los amplios campos gallegos de la Dumbría, al Oeste la Serra de Outes llena de aerogeneradores. En fin, todo un espectáculo costero y de verdor inusitado. Para bajar se sigue el mismo camino de la ida.
Existen varias alternativa, bien subiendo desde otros puntos de la costa, bien desde el embalse, que aunque se parte de mayor altura, es necesario bajar y volver a subir algún que otro valle, lo que deja la altitud compensada.