La Cultural necesita esta Copa

Por Pablo Campos

23/12/2020
 Actualizado a 23/12/2020
Cultural y Villanovense disputan un balón aéreo. | SAÚL ARÉN
Cultural y Villanovense disputan un balón aéreo. | SAÚL ARÉN
Históricamente la Copa del Rey ha traído más beneficios que perjuicios a la Cultural. Durante años fue un motivo de orgullo, una tabla de salvación e, incluso, un antídoto contra la monotonía liguera. Dio para aspirar a gestas, el escudo lució en los sagrados templos del fútbol español y el nombre de toda una ciudad dio la vuelta al mundo. Sin embargo, ahora que las lámparas son de oro, la Copa molesta y en un sector del culturalismo aflora una de las cepas más comunes: el temor.

Entre las numerosas bondades de darle un segundo trago a esta copa está la deportiva. Idiakez pide horas de prácticas y sus jugadores, fútbol para alcanzar el esplendor. Tres partidos y descanso; tres partidos y un mes de letargo. Kawaya, por ejemplo, necesita estar en forma para seguir desbordando y hacerlo con más frecuencia. A la forma se llega jugando y apenas tiene cuatro partidos en las piernas. Rodas no debe estar un mes parado, a Pipo hay que hacerle sentirse importante, Héctor busca nuevas citas con el gol y Ciampichetti, darse a conocer.

Incluso apetece seguir viendo a Diarrá, portero con todas las virtudes para tirar el muro. No jugar la próxima ronda implicaría un parón 24 días con los riesgos que también encierra una vuelta no gradual a los terrenos de juego.

Y no menos importante es el aspecto social. La pandemia y sus daños colaterales le han privado al hincha de presenciar cerca de la mitad de los partidos a los que puede asistir cada año. Las oportunidades de asistir al Reino no abundan. Si la directiva no pierde el norte, será un buen regalo para todos ellos… y una estupenda excusa para dar portazo al cuñado de turno.

El riesgo es inherente al ejercicio físico en actividades de contacto, pero esta vez, sin que sirva de precedente, seguir en pie en la Copa puede traer un efecto positivo a la hora de encarar la liga en las mejores condiciones. ¿El pasado? Ninguno de los negacionistas se quedó en su asiento cuando el remate de Sergio Benito hizo realidad el sueño de varias generaciones. Está la vida como para renunciar a una noche de fiesta. ¿Verdad, Raphael?
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