"La cultura es el instrumento del que dispone el ser humano para mejorarlo todo"

Luis Artigue narra en ‘Café Jazz el Destripador’ la historia del París libertino de 1860 de Baudelaire y la de Miles Davis en la revolución musical del Harlem de Nueva York en los años 50

ICAL
27/08/2020
 Actualizado a 27/08/2020
Artigues en la presentación de su libro en Ponferrada. | ICAL
Artigues en la presentación de su libro en Ponferrada. | ICAL
“Estamos en una batalla y en la la única revolución en la que yo creo es la individual, para la que una de las armas más importantes que tenemos es la cultura, un instrumento del que dispone el ser humano para mejorarlo todo”, aseguró hoy en Ponferrada el escritor leonés Luis Artigue.

Una batalla en la que consideró que se necesitan “cada vez más instrumentos ayuden a expandir la realidad y lo que se entiende por normal, para lo que es muy importante volcarse de una forma cada vez más definida en la cultura”, ya que en un momento en el que “parece que se equipara la opinión al conocimiento, la cultura lleva al lado del cocimiento y ayuda a expandir lo que se entiende por normal, a entender que existen otras realidades y afirmarse en esta realidad para poder soportar lo opresivo que es actualmente lo que se entiende por normalidad”.

En este sentido, Artigue señaló que “la música no solamente es un sustrato sonoro de acompañamiento emocional y de indagación en lo que somos y lo que sentimos, sino que es algo más y hace ver que la realidad común es una”, mientras que “hay otras realidades en las que ayuda a transportarse y hacer ciertas huidas que hacen más soportable la realidad actualmente turbia y opresiva”.

Así lo apuntó el escritor Luis Artigue ayer en Ponferrada durante la presentación de su última novela, ‘Café Jazz el Destripador’ definió como “una novela con toques esotéricos” a través de la biografía del músico de jazz Miles Davis, en la que “en el momento en el que estaba más hundido en los infiernos de la heroína, un periplo de su vida en los 50 años, acude a un exorcista que descubre que lleva dentro el demonio de Charles Baudelaire”.

A partir de ahí, Artigue cuenta dos historias a la vez, como son “la historia del París libertino de 1860 de Baudelaire” y “la de Miles en la revolución musical del Harlem de Nueva York en los años 50”, con el objetivo de dejar ver que “son dos mundos bastantes parejos”.

El autor muestra así en esta novela su gusto por “confrontar mundos aparentemente dispares pero que en el fondo tienen una hilazón común y que indirectamente explican nuestro mundo”.

La idea de inspirarse en el trompetista Miles Davis parte, tal y como señaló Luis Artigue, de su fascinación por el jazz, “no solamente literariamente, a través de Julio Cortazar con ‘Rayuela’, de Kerouac con ‘En el camino’ y de Philip Larkin, sino también sobre todo porque se trata de una música que hay que escuchar en directo”.

Más allá de su pasión por el jazz por su capacidad literaria y musical, Artigue confesó que estuvo mucho tiempo en un hospital, por lo que lo utiliza como “una metáfora de la reconstrucción personal” porque “si un pueblo se liberó de las cadenas mediante la música, también nosotros podemos liberar la adversidad mediante la música”, de la que destacó su capacidad para “saber del valor de las metáforas como verdaderos alicientes para remar en contra de la adversidad”.

Asimismo, el novelista señaló que “en este momento el jazz es la música del mal y el mal es el protagonista de nuestra época, pero no de forma estrictamente global, sino a la atmósfera turbia que caracteriza todo y que cada vez es más magnética y está más presente en las ficciones como algo ilusiorio”, mientras que “el verdadero misterio está en el bien”.

Por esta razón, puntualizó Luis Artigue, en ‘Café Jazz el Destripador’ se presenta “todo un mundo confrontado con personajes femeninos absolutamente fascinantes que no salen en la historia de las historias pero que son lo más interesante”.
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