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La Cultu y la Ponfe

07/04/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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La Cultural era rica y la Ponferradina pobre. La Cultu estaba regida por unos misteriosos hermanos Rabanal, y la Deportiva tenía como presidente a un señor vasco, alto y calvo que era dueño de un pequeño negocio de bombillas en la avenida de la Puebla: don Feliciano González Argarate. Al que yo veía como un sabio infinito, como un pequeño Santiago Bernabéu del Sil. La tienda de don Feliciano funcionaba cuando la avenida de la Puebla era el emporio comercial de Ponferrada y no como ahora, cuando es el símbolo de su decadencia mercantil. Sede del vacío y de los carteles de las inmobiliarias, sobre un fondo de cristal sucio.

La Cultural es de León y la Deportiva de una brumosa demarcación occidental, cubierta por el polvo de antracita. La carbonilla que arrasaba las coladas puestas al sol del noroeste. La Cultural vestía de blanco, era inmaculada y altanera y la Deportiva vestía de azul de mono obrero, con unas vetas blancas para endulzar un poco su origen popular. Y eso que fue fundada por unos señoritos que tomaban café en la plaza del ayuntamiento.

La Deportiva, nacida en lo alto de la ciudad, y que jugaba en Santa Marta, también en lo alto, junto al parque del Plantío, se hizo grande y libre en la Puebla, entre los obreros y los inmigrantes. Todavía hoy es un equipo muy vinculado a los socios nacidos en Andalucía y en la Galicia Interior, en la montaña del Bierzo y en la meseta. La Ponfe es equipo metalúrgico y luchador. Esa bravura nunca la ha perdido, ni siquiera cuando militó en categorías inapropiadas para una afición tan ardiente y arraigada.

Uno se hace de la Deportiva en la niñez y eso dura para siempre. A mí la afición me la imprimió en el corazón mi padre, cuando iba con él a Santa Marta. Tantos partidos emocionantes que viví a su lado en los años 60 y 70, bajo la lluvia o el frío muchas veces. Y ningún partido más crucial que cuando venían los blancos de León y les ganábamos.

Tal vez debería haber hablado más de la Cultural en esta columna, cuando estamos en horas previas al gran encuentro que hoy dirimen bercianos y capitalinos en el Reino de León, que también es el reino de los bercianos, y no el de Galicia. Es posible, sí, pero uno es de Ponferrada, uno es de la Deportiva, y la sangre tira. Con todo, nada me gustaría más que ambos equipos subieran este año a Segunda. Los dos, aunque sea tan difícil. Pero si tiene que subir solo uno, mi anhelo está claro y tiene la camiseta con rayas blancas y azules. Hoy el sueño puede empezar.
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