La cueva de Llamazares

31/08/2018
 Actualizado a 10/09/2019
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Especialistas en no saber vender lo nuestro, durante muchos años pasó sin pena ni gloria en cuestión de promoción esa maravilla que son las cuevas de Valporquero. Un espacio único, ya no sólo en sí mismo, sino por el entorno que le rodea, con esas Hoces de Vegacervera por las que te abres paso hasta llegar a la subida de cerradas curvas encadenadas que te acaba llevando a su entrada.

Un paraíso natural, de esos que si estuvieras en otra localidad a la que fueras de viaje considerarías imprescindible visitar, pero que sorprendentemente es incluso habitual encontrarse leoneses (cada vez menos por suerte) que no conocen.

Pero no es la única perla en forma de cueva que se puede encontrar en la provincia y en esa misma zona. Mucho más desconocida pero igualmente recomendable nos encontramos con la de Llamazares a unos 45 minutos desde Valporquero (siempre que, si la Diputación sigue sin arreglarla, consigan no quedarse atrapados en uno de los socavones gigantes que existen en la carretera entre Valverde y Genicera) o a apenas hora y cuarto desde León yendo por La Vecilla.

Un lugar especial, quizá algunos dirían mágico, y que ha dado un tremendo paso adelante en los últimos años, superada con truculento final la historia del que fuera durante muchos años su guía.

Muy diferente a Valporquero, con cosas peores y mejores, pero igualmente especial. Nadie puede esperarse la inmensidad del espacio de Vegacervera, pues en este caso son unos 700 metros los que hay ahora abiertos al público; pero a cambio puedes disfrutar de un entorno que podríamos denominar como más salvaje.

Con un firme de roca que lleva a tener que agarrarte bien de la barandilla en algunas zonas, pasando por los estrechos pasillos justo al lado de sus formaciones coralinas, estalactitas, estalagmitas y curiosas figuras, o disfrutando a oscuras de los diferentes colores que ofrece. Así transcurre el camino por un espacio que incluye un tramo de senderismo (toca subir una media hora para llegar a su entrada) y el disfrute de su maravillosa guía, que más que enseñar la cueva te sumerge en su formación e historia.

Un plan diferente y a tiro de casa. Si no la conoces aún, no te la pierdas.
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