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La cuestión democrática

02/06/2020
 Actualizado a 02/06/2020
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Hace mucho tiempo apuntábamos algo sobre la dinámica parlamentaria que se estaba desarrollando en nuestra querida España y, al mismo tiempo, señalábamos las deficiencias y las consecuencias de un sistema envejecido y lleno de costuras que podría estallar en cualquier momento.

Pues bien, consideramos que asistimos a la incongruencia de las mayorías y los partidos que han abusado del poder, la especulación y el sistema tancredista.

Deja las cosas como están porque ya vendrá alguien que las resolverá o bien lo empeorará más y después es la nuestra, o bien mira para otra parte que el poder es nuestro y el que venga de atrás que arree. Así, venía muy bien contar con los pequeños grupos regionales, siempre dispuestos a sangrar al común de los ciudadanos sin cumplir con lo más fundamental de los deberes constitucionales e incluso retar al Estado cuando sus votos deciden el máximo puesto de los que aspiran a calentar el sillón.

Hemos tenido un período de bonanza trufado de múltiples corruptelas, enfrentamientos entre los partidos y, lo que es más lamentable, una política pasada por los juzgados.

El espectáculo ha sido descorazonador para el ciudadano que lo que desea es la tranquilidad en su trabajo, en su hogar y disfrutar de una sociedad moderna en progreso constante, pero no de un ambiente en continuo retroceso ya que las leyes no se cumplen por aquellos que deberían dar el máximo ejemplo, cuando los poderes y las instituciones se deterioran y son objeto de ataques y desconsideraciones.

Los capítulos del desgaste institucional se están desarrollando con una celeridad pasmosa y el deterioro democrático se refleja en la abundancia de la información sesgada y manipulada, por no decir en la mayoría de los casos por ciertos medios, el bombardeo sectario sobre la ciudadanía con mensajes de descrédito hacia creencias y valores, la descalificación y la calumnia como ejes de una política trasnochada, reivindicativa y atrabiliaria que usa las redes sociales como drones destructivos de su quehacer vacío.

Si el futuro de nuestra sociedad va a ser la anulación del pensamiento de la otra parte que no siente ni piensa igual que el que ocupa el poder, mal vamos porque entonces resucitará la bicha del enfrentamiento civil que tan mal resultado ha proporcionado al pueblo español.

Estos días hemos visto una prueba evidente del mal comportamiento parlamentario, del incumplimiento del programa electoral, de las mentiras de los debates, de la omisión del respeto hacia el contrario, del insulto y la descalificación, del ninguneo y del mercadeo de votos a costa de lo que sea y lo que es más grave, el ataque a los valores constitucionales por donde comienzan siempre las disensiones y los alejamientos de posturas entre ciudadanos.

Y esto es lo que están consiguiendo algunos que desean rememorar cunetas, hechos pasados que deberían servir de estudio y reflexión para no repetirlos nunca más, situaciones de secesionismos absurdos, puesta en marcha de moviolas innecesarias que lleva a que los ánimos se encrespen porque el que más y el que menos tiene motivos para agitar agravios y horrendos hechos que siempre ocurren en los enfrentamientos entre conciudadanos.

Algunos de estos adalides del progresismo actual que argumentan matanzas y abusos de las formaciones de la extrema derecha, del franquismo, del falangismo o de otros ismos que se emponzoñaron en múltiples errores, no está libre de que les enrostren las hazañas de sus próceres de la izquierda radical mundial, europea y española, porque seguramente las balanzas para medir los horrores se partirían de tanta barbaridad. Ahí están las hemerotecas y la bibliografía secuestrada por ciertos medios de comunicación que sólo le dan a la manivela única en lugar de mostrar a la ciudadanía todos los hechos de ambos bandos.

Así es como se abandonaría el sectarismo informativo y educativo para que los que no conocieron semejantes hechos pudieran discernir y decidir fehacientemente sobre aspectos de su historia que se le está escamoteando.

No somos muy optimistas en este aspecto porque creemos que lo que prima es el garrotazo muy bien plasmado en la pintura de Goya.
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