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La cosa está difícil

02/02/2020
 Actualizado a 02/02/2020
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Ya veremos quién gana el pulso. Porque un pulso es lo que le están echando a Juan Martínez Majo, el presidente del PP de León y embajador plenipotenciario (con reparos) de la Junta en la provincia leonesa. Los diablos cojuelos del partido, los ‘traviesos’, le quieren apretar las clavijas con el fin de que firme la convocatoria del comité ejecutivo y se designe al nuevo secretario general. Eso les tiene en un sinvivir a los ‘oficialistas’. Y al igual que hace unos años, allá por 2015, se atrincheraron con el término ‘renovación’, ahora lo hacen con el topónimo de Génova para hacer mayor presión. Decir Génova, en este caso, equivale a nombrar a Teodoro García Egea, el número dos de la ‘penitencial’.

Pero el embajador, que ya está advertido por el ‘amo’ del Gobierno regional y del partido, no puede mover ficha. Fernández Mañueco le ha leído la cartilla. Y tan minuciosamente que como diera un paso en falso, si se saltara las directrices que emanan de Valladolid, la cosa tendría consecuencias. El cuento cambió. Aquellas algarabías y exultaciones de la ‘operación Emilio Gutiérrez’ se han quedado en el baúl de los recuerdos. No existen. Y el tramposo escenario del ‘céntrico hotel’ donde se presentó en sociedad la canallada, se vacía. Bien lo sabe Majo. Lo está sintiendo en sus propias carnes gracias a ciertos amigos ‘entrañables’.

Pues bien, el ‘aspirante’ a secretario provincial, el ungido y señalado por Silván desde que explosionó el follón de la falsa licenciatura del anterior dirigente ‘popular’, no encaja en las expectativas de Mañueco para León. No está dispuesto a meter el zorro en el gallinero. Y no lo está porque intuye que, a medio plazo, se reactivaría el polvorín y a él le cogería en el medio. Sus dos actuales responsabilidades son más que apetecibles. Muy deseadas. Y hay quienes las continúan teniendo en el horizonte. De aquí y de tierras pucelanas.

Sin embargo, Majo cuenta otra película. La que se le ha ocurrido para intentar salir del difícil atolladero en que se encuentra. Le cuesta un mundo reconocer la situación con puntos y comas. Y en público. Que debería. Y al socaire del recuerdo de Isabel Carrasco –a la que no le tenía precisamente ningún afecto– invoca tiempos pretéritos y alega que el partido también estuvo descabezado unos meses cuando el asesinato de la presidenta del partido y de la Diputación.Este paño caliente no cuela. Majo, ahora, está a las órdenes expresas de Mañueco, que es quien le dirige los pasos. Y sin rechistar. Aquellos abrazos de Vergara, aquellas sonrisas impostadas y falsarias han pasado a mejor vida. Y como no ande listo, que ya veremos, el vendaval le llevará por delante. Si no sabe dónde debe estar, le arrasará.
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