maximob.jpg

La cosa empezó en Galilea

23/11/2021
 Actualizado a 23/11/2021
Guardar
Cuando se escribe un artículo generalmente lo que menos importa es desde donde se hace, pero no siempre es así. Por ejemplo hoy. Concretamente me he acercado con el ordenador portátil a la mismísima orilla del Lago de Generaset, también llamado Mar de Galilea o Mar de Tiberíades. Inevitablemente a uno le viene a la memoria todo aquello que ha aprendido de este lugar donde algunos de los futuros Apóstoles se dedicaban a la pesca y en el que Jesús, además de la pesca milagrosa, calmó la tempestad y anduvo sobre las aguas. Previamente hemos tenido la satisfacción de comer en un restaurante en Nazaret, una pequeña ciudad que en otro tiempo fue una aldea y que hoy ve sus estrechas calles inundadas de coches conducidos con total normalidad, pero sorprendentemente anárquica y sin semáforos, sin que por ello haya más accidentes.

Tengo la impresión de que la mayoría de las gentes de Nazaret y de estas tierras parecen ignorar que son y han sido famosos en el mundo entero porque de aquí era y aquí vivió el personaje más famoso e influyente de todos los tiempos: Jesús de Nazaret. Y lo mismo con relación a la mujer más famosa, María de Nazaret. Ya entonces, hace dos mil años, los paisanos de Jesús desconfiaban de él porque le conocían desde pequeño como el Hijo del Carpintero. Y en otras partes se preguntaban si de Nazaret podía salir algo bueno. Razón tenía el Maestro cuando dijo a sus convecinos aquello de que nadie es profeta en su tierra.

Se da la circunstancia de que aquí precisamente, en el país de Jesús, sus seguidores los cristianos son una minoría bastante marginal y que no se valora adecuadamente ni la persona de Jesús ni su mensaje. Pero mucho nos tememos que esta misma actitud de ignorancia o desprecio es también extensible a otras zonas del mundo que tantos elementos positivos han recibido de Jesucristo, véase España en particular y Europa en general. Es triste constatar que se está tratando de dilapidar o destruir una de las mejores herencias que ha recibido la humanidad, sin la cual ni Europa ni España nunca hubieran llegado a tan altas cotas de progreso cultural y espiritual. Parece que muchos españoles y europeos, como los de Nazaret, no quieren dejar a Jesús ser profeta, pero ellos se lo pierden. De la misma manera que otros han y hemos tenido la suerte de descubrirlo, aunque sin mérito propio, y nos damos cuenta de que merece la pena. La vida se ve de otra manera. Con un poco de buena voluntad nunca es tarde para que otros podáis comprobarlo.
Lo más leído