Secundino Llorente

La corrección de un examen de selectividad ha sido anulada por la existencia de anomalías

15/07/2021
 Actualizado a 15/07/2021
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Tengo que reconocer que, después de ciento cincuenta artículos de opinión, me he acostumbrado a abrir la ventana todos los jueves para opinar sobre las noticias que me han llamado la atención. Disfruto haciéndolo y agradezco a la Nueva Crónica la oportunidad que me brinda de compartir mis opiniones con los lectores. Hoy me ha chocado esta noticia porque puede ser una bomba que traiga mucha cola. Nunca los alumnos y los colegios habían conseguido un éxito parecido en sus reclamaciones por las escandalosas correcciones de algún profesor en los exámenes de la Evau con más del 90 % de suspensos. Ocurrió en Valencia este curso en el examen de Historia de la Filosofía de selectividad. Unos 120 alumnos de una docena de institutos, todos centros públicos, protestaban indignados porque el tribunal 14 de Historia de Filosofía de la selectividad en la provincia de Valencia, al que los susodichos alumnos pertenecían, había suspendido a más del 90% de los participantes. Lógicamente, los alumnos recurrieron, como siempre, su ínfima calificación. Pero esta vez con una variante muy importante, se sumaron sus centros educativos al recurso. El resultado fue un éxito sin precedentes en la reclamación porque, al comprobar anomalías, «se anuló la corrección del examen». La comisión encargada de la selectividad en la Consejería de Universidades de la Comunidad Valenciana pidió un informe al departamento de Filosofía de la Universidad de Valencia después de que se dio a conocer el famoso recurso masivo de las notas. El dictamen fue muy claro: «La corrección no cumplía los criterios y daba la impresión de que se había realizado de manera arbitraria».

Parto de una premisa: «La puntuación de un examen de Historia, Filosofía o Comentario de Texto nunca es exacta». Una prueba o test en la que hay que elegir la respuesta correcta entre varias opciones previamente fijadas es seguro que todos los correctores coincidirían en la misma nota y la corrección es exacta. Sin embargo, la valoración de un tema de filosofía o un comentario de texto puede coincidir sólo por casualidad. Un mismo examen de Filosofía lo corrigen diez profesores diferentes y posiblemente no coincida ninguno en la nota, pero, si todos siguen los mismos criterios de corrección, lo normal es que todas las calificaciones estén en un espacio muy estrecho y ninguna se salga de los límites.

En la página web de las pruebas de selectividad de la Universidad de León figuran las pautas para la revisión de correcciones: «Las pruebas sobre las que se haya presentado la solicitud de revisión serán corregidas por profesores funcionarios especialistas distintos a los que realizaron la primera corrección. En el supuesto de que existiera una diferencia menor de dos puntos entre las dos calificaciones, la calificación será la media aritmética de las calificaciones obtenidas en las dos correcciones. En el supuesto de que existiera una diferencia de dos o más puntos entre las dos calificaciones, se efectuará, de oficio, una tercera corrección y la calificación final será la media aritmética de las tres calificaciones». Eso quiere decir que las calificaciones no tienen que ser exactamente iguales, pero sí muy parecidas.

En Valencia los exámenes de los 120 alumnos que recurrieron fueron corregidos por otros evaluadores y obtuvieron una nota mucho más alta. Según el comunicado, superior a los dos puntos que son la diferencia límite para una tercera revisión. Con esos datos la Generalitat valenciana tomó la decisión de «anular la primera corrección del examen y dejar a los alumnos con la nota que obtuvieron en la segunda revisión».Esta es la noticia, porque hasta aquí nadie se había atrevido a dar a este problema una solución tan drástica como esta. La decisión es muy importante porque podría servir de ejemplo o precedente para otras autonomías.

En mi opinión, aún falta un paso más. La comisión responsable de la selectividad debería ‘tomar nota’ del profesor o profesores que provocaron este problema y tenerlo en cuenta para los cursos futuros. No se trata de una sanción o privación laboral sino de la no concesión de un encargo o actividad para la que ha dejado evidencia de no tener preparación. Estoy seguro de que se lo agradecerá toda la comunidad educativa, los alumnos y sus padres, por supuesto, ya que podrán acceder a la plaza universitaria que realmente se merecen. También se lo agradecerán los profesores porque una corrección arbitraria, tanto por encima como por debajo de la nota merecida, no deja de ser una injusticia que implica, al menos de forma implícita, un grave descrédito hacia el trabajo que los docentes realizan en el aula y a su forma de evaluar.

Termino con mi reconocimiento y aplauso a los miles de profesores españoles que se ofrecen cada año para cuidar y corregir los exámenes de selectividad con dedicación y profesionalidad y a los que, estoy seguro, esta noticia les da pena y, posiblemente, hasta vergüenza. Que quede bien claro, la solución radical y rigurosa de Valencia me encanta y puede ayudar para que no se repitan esas pésimas correcciones que tanta rabia y enojo provocan a los alumnos.
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