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‘La conjura de los mediocres’

19/05/2022
 Actualizado a 19/05/2022
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Una canción de Aitana, un libro de Dan Brown o unas vacaciones en Conil. No son los mejores ni los peores de sus respectivas especies, pero todos ellos arrasan. Esta es la base de la conocida como ‘teoría del sándwich mixto’, la cual afirma que la sociedad se rige cada vez más por el poder de lo mediocre.

Ojo en esto, porque lo mediocre no es lo malo. Por definición, es aquello que no destaca pero que tampoco tiene intención de mejorar para hacerlo. Por eso, el sándwich de jamón y queso ejemplifica tan bien la ‘mediocracia’: una cena apañada, para salir del paso, pero que nadie diría que es su favorita. Aquí en León, lo mediocre vendría ser algo así como poner otro banco con vistas a un lago o a un valle y decir que es el más bonito de la provincia.

Sin embargo, lo peligroso de la ‘mediocracia’ no es la falta de ingenio sino las ansias de perpetuar su posición dominante. Algo que se observa en las empresas que repelen el talento bajo el camuflaje de la competencia y, de forma aún más evidente, en la política, donde siempre hay más culos que sillones. Aunque en el PP también se han intentado purgas similares, que sirvan de ejemplo las recientes primarias de la agrupación local del PSOE de León: que alguien parece destacar, ahí está la mediocridad para intentar impedírselo. No es que sea una conjura de los necios, es de los mediocres. Mucho más peligrosos, con una mayor conciencia de clase.

Los mediocres siempre se rodean de más mediocres para hacerse valer. Dicen que la ignorancia es muy atrevida, pero la mediocridad lo es más. Está en condiciones de serlo y, en eso, todos tenemos un poco la culpa: la hemos dado las mayores cotas de poder en el plano social, económico y cultural para que nos gobierne de forma escandalosamente mediocre.

Décadas de mediocridad imperante y de base, con el inmovilismo que caracteriza a ambas, son las que han condenado a esta provincia. Pero también, las que dan respuesta a por qué hay colas por un ‘pollofre’ en el ‘Come y calle’, por qué todos años muere algún iluminado sacándose un selfie desde un rascacielos o por qué votamos a populismos. En fin, esta columna de bar se termina aquí.

—¡Camarero! Una caña, por favor.

—Marchando... ¿Y de tapa?

—Mmm... Ese medio sándwich que tienes por ahí.
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