cesar-gavela-buena.jpg

La confederación

31/03/2019
 Actualizado a 15/09/2019
Guardar
El Bierzo, aunque pequeño, también puede ser visto como una mínima confederación. Una microscópica Suiza en la que se hablan tres idiomas, aunque dos de ellos se hablen poco. El Bierzo es el microcosmos de un micromundo y también, acaso, un microrrelato de una vida hermosa y raigal. Y es posible que algún día un gran sabio de la geopolítica de máxima precisión intente delimitar bien sus entornos infinitos. Y probablemente no será capaz de terminar su trabajo dignamente. Porque se trata de un empeño muy complejo.

¿Cuántos Bierzos hay? Pues está el gallego, el que habla la lengua de Álvaro Cunqueiro, un hombre, que por cierto, tampoco nació tan lejos de Vega de Valcarce y que, además, nutrió su obra extraordinaria en las tierras bravas del norte de Galicia, tan cercanas en alma, corazón y vida a las del Bierzo del Valcarce. Ese Bierzo gallego abarca Villafranca, casi con toda seguridad, y eso es un gran triunfo.

Luego está el Bierzo lleunés, donde se habla un poco ese viejo idioma que se quedó varado en las montañas; el idioma en el que mi abuela decía bastantes palabras, incluso mi madre, aunque mezclándolas con el gallego. Ese Bierzo astur-leonés sucede en Fornela, en el alto Burbia, y su capital etnográfica es Palacios. Las villas de Fabero, Páramo y Toreno, otrora luces de la antracita, son sus burgos principales.

Luego está el Bierzo más asturicense y leonés, el oriental, el que Bembibre pastorea y Torre constata; el que mira a la meseta casi tanto como al Atlántico. ¿Y qué decir de los muchos Bierzos de los montes? Del Selmo, mundo aparte; de las Médulas que son pura Roma, de la misteriosa Somoza por donde anduvo la reina doña Urraca haciendo el amor y premiando con privilegios a sus amantes; de la Cabrera, vecina y hermana, y también berciana a su estilo. O de los reinos jacobeos que confluyen en Molinaseca. ¿Y qué contar del Oza, almendra de la región toda, donde está Peñalba, la Compostela de los Aquilianos? Y nuestro humilde Montserrat en San Pedro de Montes.

Después está el Bierzo conocido y poblado, las tierras bajas de la enología y Ponferrada, de la esperanza en vilo, de Carracedo, Cacabelos y la gastronomía. Pero el espacio se termina y estábamos empezando. Tal vez habrá que continuar, siguiendo cada uno esta historia a su modo: las opiniones aquí también son infinitas. A fin de cuentas el Bierzo es un universo de montes, valles, montañas, viñas, praderas, ríos. La Helvecia del Noroeste. Con sus Alpes, que aquí se llaman Morredero.
Lo más leído