"La conciencia por la gravedad de la situación es la mejor vacuna"

Solemne y respetuoso homenaje en Ponferrada a las víctimas del coronavirus, con mensajes que claman por cumplir con las medidas de seguridad para evitar más enfermos y muertes

D.M.
02/09/2020
 Actualizado a 02/09/2020
El acto se celebró con medidas de seguridad y distanciamiento. | Ical
El acto se celebró con medidas de seguridad y distanciamiento. | Ical
Una placa y un olivo quedarán en forma de homenaje permanente en el parque del Plantío de Ponferrada a las víctimas de la pandemia del Covid-19. Para el recuerdo, el sencillo y emotivo acto organizado con importantes medidas de seguridad y protocolo de prevención de contagios, con el que se quiso honrar la memoria de los ausentes a causa del coronavirus. 

El Ayuntamiento de Ponferrada organizó este miércoles este evento en el que, pese a las muchas autoridades y personalidades invitadas, los protagonistas fueron los afectados. Sin discursos de políticos ni representantes, en la línea del homenaje de Estado del pasado mes de julio, las intervenciones fueron protagonizados por un afectado que superó la enfermedad, Manuel Fernández Zanca; Nazaret Mayo, la hija de una mujer fallecida a causa del virus llamada Josefina Trujillo, y la sanitaria Marian Villafañe. 

Zanca de 72 años, en nombre de todas aquellas personas que han superado la enfermedad, quiso transmitir su “agradecimiento infinito” a los sanitarios del Hospital del Bierzo que le atendieron durante su convalecencia de 12 días de ingreso. Días en los que "la tristeza” superó al miedo cuando uno de los días ingresado vio que su estado empeoraba.“Por primera vez pensé que me podía morir”, una tristeza, dijo, al invadirle el pensamiento de que quizá no podría volver a ver a sus familia, a su esposa, hijos, nietos, amigos, relató... Felizmente, su situación mejoró y al cabo de unos días Zanca, uno de los primeros enfermos diagnosticados de Covid-19 en el Bierzo, pudo recibir el alta. "No se donde, ni como me contagié" reconocía. Por eso, reclamó prudencia y respeto máximo a todas las medidas preventivas para frenar la pandemia y evitar más víctimas.

La cara más triste de la pandemia, la de quien no pudo superar la enfermedad, la representó en nombre de todas las familias bercianas que han perdido a algún ser querido por el coronavirus, Nazareth Mayo quien recordó a su madre y los valores que, afirmó, Josefina siempre transmitió a su familia. Entre ellas el agradecimiento que su madre mantuvo "en los últimos momentos con el personal sanitario". Y aunque, reconoció, la muerte es inherente a la vida, esta pandemia ha marcado a muchas familias esas "despedidas abruptas, sin abrazos, tanatorios sin amigos que den un consuelo, entierros sin flores...”. 

Y como voz del sector sanitario, entendido en su más amplia expresión, Marián Villafañe recordó los días de "miedo y angustia" en lo más duro de la pandemia. Valoró el papel de los trabajadores de la sanidad pública, que además de sus tareas profesionales han sido “intermediarios activos del amor, del dolor y la esperanza”, trasladando a los enfermos esas cartas de ánimo que escribían los ciudadanos, promoviendo videollamadas con familiares o estando  a su lado en los momentos críticos. Mirar de cerca a os más cruel de la enfermedad, hace que su llamamiento sea a la conciencia ciudadana, porque esa "conciencia de la gravedad de la situación, será la mejor vacuna" contra el virus. 

La música del gaitero Juanjo Alvarez, los movimientos de la bailarina ponferradina Raquel López Lobato y el violoncello  de Laura Núñez  pusieron una nota artística solamente a un acto que remató con tres protagonistas de los discursos  representando la plantación del olivo, depositando tierra a sus pies donde también se sitúa la placa con los versos de Juan Carlos Mestre: “Lo que fue amado como cuerpo, lo escrito en la docilidad del árbol único, será consolación en un paisaje lejano”, pertenecientes al poema 'Elogio de la palabra', cuyos versos leyó la popular locutora Yolanda Ordás. 

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