La Collada de La Matica, "el lugar en el que soñé tener una casa"

La Mata de la Bérbula es conocida en la comarca como La Matica, hasta su Collada es el viaje que nos propone el fotógrafo Agustín Berrueta pues además de la belleza del lugar son dignas de disfrutar las vistas en cualquier dirección

Fulgencio Fernández
25/01/2021
 Actualizado a 25/01/2021
La Collada de La Mata de la Bérbula (La Matica) suma al encanto propio del lugar las espectaculares vistas "hacia los cuatro puntos cardinales". |  AGUSTÍN BERRUETA
La Collada de La Mata de la Bérbula (La Matica) suma al encanto propio del lugar las espectaculares vistas "hacia los cuatro puntos cardinales". | AGUSTÍN BERRUETA
Agustín Berrueta es una de esos personajes clásicos de León, de la provincia, de sus montes —más bien montículos— de sus gentes. De apellido ilustre en esta tierra y nombres diversos para cada circunstancia —que le permiten ser Agustín, Gus o incluso Gusendo— es uno de esos pocos personajes que pueden pasear con capa por la ciudad sin llamar la atención pues le hace juego con su historia vinculada a la literatura y las bibliotecas y su vocación de fotógrafo, su afición de lector, su capacidad de conversación o su pasión por la música o el ajedrez, por lo que su vida laboral tenía que estar vinculada a una editorial, aunque de triste final por más que llevara en su nombre elevadas cimas.

Si le pides a Berrueta que nos lleve a un rincón es fácil suponer que mirará hacia el valle del Curueño; y lo hace: «Me preguntas por un lugar de León donde me gustaría ir hoy mismo o llevar a un amigo que viniera de fuera, por ejemplo, y es muy fácil para mí elegir la zona, pero difícil escoger un solo sitio concreto: podría ser cualquier rincón del valle del Curueño Alto, desde La Vecilla, que es el pueblo donde pasé todos los veranos de mi infancia y juventud, hasta el Puerto de Vegarada, con todos sus pueblos y valles confluentes».

- Eres demasiado propenso a no obedecer. Un sitio, concreto.

- Me he decidido por la collada que está situada casi encima de La Matica (La Mata de la Bérbula), porque fue la primera excursión de «montaña» que hice con mi pandilla de aquellos años (incluida la niña que me gustaba a rabiar).

La Matica, así llamada para distinguirla de las otras dos La Mata cercanas —la de Curueño y la de La Riva— del municipio de Valdepiélago y con una collada hasta la que nos conduce Agustín Berrueta: «La subida a La Collada, con visita a las trincheras de Peña Morquera, y posterior continuación al pueblo de Valdorria, o bajada al arroyo de Valdecésar para salir a Nocedo por la famosa cascada de Cola de caballo, era de cumplimiento obligado durante todos aquellos añorados y lejanos veranos. Aunque he subido en muchísimas ocasiones desde entonces, en primavera, en verano, en otoño y en invierno, nunca deja de sorprenderme el momento mágico, al llegar a la campa cimera».

Y al dar esos últimos pasos para ‘acampar’ en la Collada de La Matica contamos con la ventaja del Berrueta escritor y es él quien nos regala la descripción del lugar y de los lugares que a su vista se asoman: «entre la hierba y el cielo, empieza a asomar la pirámide caliza de Peña Valdorria; y luego, ya en lo alto de la collada, mirando hacia el norte, la contemplación del pequeño valleque se abre a tus pies encajonado entre altivas peñas blancas y negras: Peña Galicia, Pico Bucioso, Peña Valdorria, Cueto Ancino y Peña Morquera. Casi enfrente, al otro lado del valle, colgada en otra peña negra, se puede ver la ermita de san Froilán y por detrás de ella las casas de Valdorria, en la falda de su Peña. Al oeste, el alargado espinazo de La Lomba te puede llevar a Aviados y a Correcillas; al este, la collada se cierra con la descompuesta Peña Morquera y sus cicatrices de la guerra civil, y mirando hacia el sur se despliega una amplia panorámica del valle del Curueño con Valdepiélago y La Matica en primer término, se prolonga por La Vecilla y se pierde valle abajo por La Cándana y otros pueblos que se adivinan en el horizonte».

Ese es el lugar, el rincón de AgustínBerrueta, un lugar en el que, confiesa, «»siempre soñé con hacerme una casa en medio de esta collada de La Mata de la Bérbula, La Matica, pero la verdad es que estropearía el paisaje». Por ello ha encontrado otra solución menos agresiva con el paisaje: «Nunca me canso de volver a este rincón de la montaña leonesa que me aporta el recuerdo de los veranos felices pero, al mismo tiempo, me sigue pareciendo diferente, casi nuevo, casi como si fuera la primera vez».
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