La cochambre acampa en Cubillos

Por Valentín Carrera

04/06/2018
 Actualizado a 16/09/2019
Estación de Cubillos del Sil en 2018.
Estación de Cubillos del Sil en 2018.
Hola, Guardia Civil. Hola, Fiscalía. Hola, Agencia de Protección de Datos. Tengo para ustedes un montón de datos personales abandonados en lugar público por algún irresponsable que anda por ahí bailando. Son nóminas, datos de filiación, altas y bajas laborales, partes de trabajo, de enfermedad, en fin todo eso que ustedes debieran proteger y no protegen; o presuntos delitos que debieran perseguir y no persiguen.

F. Ameijidez, maquinista B, baja por enfermedad el 21 de octubre de 2005, ¿les mando el DNI? M. A. Barreiro, maquinista B, tuvo un accidente laboral el 15 de octubre de aquel año. El inspector J. Navarro estaba de vacaciones. A Honorino le tocó vigilancia de vía y a Florentino G., mantenimiento. Nicanor era el maquinista. Antonio Rodríguez tuvo un accidente laboral el 17 de enero de 1995, a las 4:30 horas, del que fueron testigos presenciales Inocencio y Tomás. He visto el parte firmado de puño y letra por el encargado.

Cientos, miles de datos personales, además de unos cuantos discos duros. No los tengo en mi casa: están en zona pública a disposición de cualquier vándalo, incluso de ustedes si quisieran. Les doy las coordenadas de Google: 42°37’34.2»N 6°33’39.9»W. Estación de MSP, Ayuntamiento de Cubillos del Sil, El Bierzo, provincia de León, Comunidad Autónoma de Castilla y León, Estado de España, Europa. Malo será que ustedes se pierdan, pero si necesitan guías, llamen a la asociación Vía de la Antracita y ya les conducen al lugar del crimen.

El lugar del delito —porque estamos hablando de uno o varios presuntos delitos— es la vieja estación del ferrocarril minero Ponferrada-Villablino, a su paso por Cubillos del Sil. Hace diez años, en 2008, hice uno de los últimos trayectos de este tren centenario, transportando carbón desde Cubillos hasta Páramo del Sil, con mis hijas pequeñas curiosas y divertidas en la cabina del maquinista. Una experiencia inolvidable: la estación de Cubillos, bien conservada, parecía un museo romántico con vitrinas donde podían verse antiguas fotografías, los billetes para los viajeros, en cartón de distintos colores según el tramo o la tarifa, y otros recuerdos. Un primor, una riqueza del patrimonio cultural e histórico del Bierzo.

En solo diez años, la estación de Cubillos —y todas las demás entre Ponferrada y Villablino— han sido abandonadas a su suerte y vandalizadas, ¿no hay nadie responsable de este atentado contra el patrimonio? ¿Han hecho ustedes —Guardia Civil, Fiscalía y autoridades varias— alguna persecución de este delito, alguna denuncia contra los autores del abandono… o simplemente se la refanfinfla? No busquen a los culpables entre los robagallinas que arrancan raíles para venderlos al peso: los verdaderos responsables son los antisistema que acampan en las instituciones: empresarios insolventes, alcaldes y consejeros cómplices, jueces perezosos y administradores concursales si te he visto, no me acuerdo.

Pero les añado otro delito —hola, Agencia de Protección de Datos—: la desprotección de cientos, miles de datos personales de trabajadores de MSP en los últimos treinta años. Allí están tirados y desparramados a disposición de quien quiera. Los vales de gasoil y aceite («Locomotora 1007: 1.340 litros el 6 de octubre…. Firmado: el maquinista»), los volantes de accidentes laborales para acudir al sanatorio, los partes de descarga, las hojas de servicio semanal con los nombres de maquinistas, factores, vigilantes, sus bajas y vacaciones… algunos de fecha tan reciente como 2005.
¿Quién tenía bajo su responsabilidad la custodia de estos datos personales y de esta documentación? ¿Quién ha consentido su abandono negligente? ¿Quién atraca de esta manera la memoria de algo tan valioso para la historia contemporánea del Bierzo como es la minería?

No es que hayan destrozado la primorosa estación de Cubillos a conciencia —allí hay colchones de orgías varias y más suciedad que en un basurero—, es que todo el entorno de la vieja estación es una cochambre peligrosa: cristales rotos, ordenadores, restos tóxicos, material inflamable. Un peligro para niños y paseantes, una bomba de relojería ecológica y sanitaria: hola, Seprona; hola, Ayuntamiento de Cubillos.

Para que la burla sea completa, todas las vías de ferrocarril, en desuso, sostienen sobre sus raíles decenas de vagones con el logotipo impreso de la Junta de Castilla y León, ¡vagones que hemos pagado de nuestro bolsillo todos los ciudadanos! Hileras de chatarra inerte, contaminando el paisaje, si es que queda algo por contaminar. “Dicen que se los pagó la Junta a Victorino”, comenta un vecino indignado. ¡Dios sabe cuántas veces habremos pagado esos mismos vagones! Ahí están sus esqueletos de hierro con el logotipo de la Junta de Castilla y León estampado blanco sobre negro, denunciando el derroche de dinero público, el despilfarro de los recursos europeos, malgastados en el sagrado nombre de la minería. Y todo el entorno sembrado de documentos de MSP con datos personales de cientos de trabajadores que lo dieron todo por esa empresa, y merecían otro trato y otra dignidad. ¡Arriba las ramas!
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