La casa de los memoriosos

Funes es uno de los personajes más extraordinarios que la pluma de Borges se atrevió a imaginar. Un hombre prodigioso capaz de recordar con minuciosa precisión cualquier historia que alguna vez oyese, los nombres y vidas de aquellos que la protagonizaron y el más mínimo matiz del espacio y el tiempo en el que esta aconteció. Pero más allá del delirio de los cuentos borgianos, cualquiera que lea a diario este periódico sabrá que los talentos de Funes bien podrían quedarse cortos al compararse con los de su ‘alter ego’ leonés: Fulgencio Fernández, Fulgen el memorioso.

Les cuento esto al hilo de que en unos días encontrarán en los quioscos un libro, que he tenido el honor de maquetar para La Nueva Crónica, en el que Fulgen el memorioso despliega todo ese talento colándose por los resquicios de las casas más singulares de la provincia. Con Jesús F. Salvadores y su don para llegar con la fotografía a esas estancias vedadas a las palabras, ‘Casas con historia’ narra algunas vivencias del León más auténtico que se han cobijado durante décadas o siglos entre un puñado de paredes.

Como toda acertada selección, esta antología de historias con casa incide en algo mucho más amplio: cada familia, cada hogar de estas tierras, atesora un breviario de recuerdos particulares que, adosándose al de sus vecinos, ayuda a construir nuestra memoria como colectivo. Esa pluscuamperfecta definición, también vedada a las palabras, de lo que somos los leoneses: muros de adobe, vigas de roble, tejados de pizarra. Cuadra y bodega, hórreo y palomar, ventanas cerradas y puertas abiertas. Hemos pasado de la gloria al suelo radiante, pero la esencia de nuestras casas permanece intacta: por siempre serán esa intimidad que solo abrimos a quien consideramos merecedor de la misma.

En ningún otro lugar somos tan nosotros mismos como en casa y, por tanto, no hay libro que pueda ser tan nuestro, tan leonés, como este. Como todo hogar, puede ser miseria o prosperidad, cautiverio o libertad, infierno o paraíso. Por encima de cualquier binomio de extremos, ‘Casas con historia’ es olvido o recuerdo. Con permiso de los autores, verdaderos anfitriones en sus tabiques de papel, les invito a entrar y mantener vivas, como los memoriosos de Funes y Fulgen harían, esas historias que las habitan. Esas memorias hogareñas que nos han convertido en lo que hoy somos.