Alfonso B&W

La casa de los líos

11/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El título de estas líneas podría referirse en esta ocasión a infinidad de cuestiones en un país donde el embrollo parece haberse convertido en deporte nacional y donde cada uno pelea por salvar su culo sin importarle cuántas cabezas haya que pisar por el camino. Pero inicialmente es un homenaje al fallecido Arturo Fernández, gran intérprete y mejor paisano pese a no gustar a aquellos que pretenden implantar la moral única en esta vieja piel de toro. Un tío con mucho carisma, como dice siempre de todos aquellos paisanos a los que admira mi buen amigo ‘Zapaterín’, que pese a su apodo no forma parte de esos que miran el carné político antes que la profesionalidad de nadie. ‘La casa de los líos’ fue uno de los trabajos más populares y geniales de Arturo Fernández. Lo que no sabía es que el líder podemita había participado como figurante en esta serie. Parece que hubiera sido una premonición del embrollo que se representa sobre las tablas del teatro político de este nuestro país, en el que los sartenazos con los que Florinda Chico amenazaba a Arturo Fernández cuando se metía con sus croquetas no son nada en comparación con los enfrentamientos que vemos entre partidos que a priori estaban llamados a unirse para gobernar allá donde pudieran. Así que al final será mejor apoyar a la compañera Teresa Giganto, que ayer proponía en este espacio la fundación de un partido llamado ‘Paisanos’, al que votaría sin dudarlo para huir de este desolador y estomagante panorama. Ahí está por ejemplo el cabecilla morado, que aspira a hacerse valer ante un aviador socialista que sigue obviando la realidad y actuando como si hubiera sacado mayoría absoluta pese a que los españoles votaron claramente que haya acuerdos en casi todas partes. Y en una situación similar está la derecha. Fijémonos en que puede perder Madrid por poner las siglas y los egos por delante de los programas y por culpa también de una deslenguada de la autodenominada derechita valiente que sinceramente –y con todos los respetos a la también desaparecida y añorada Lina Morgan– serviría para protagonizar un remake cutre de otro de los inolvidables trabajos de Arturo Fernández, ‘La tonta del bote’.
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